
El transporte es responsable de una parte sustancial de la contaminación atmosférica, especialmente en las ciudades, donde la combinación de tráfico intenso, ruido y mala calidad del aire afecta directamente a la salud de millones de personas. Por eso, avanzar hacia una movilidad más sostenible implica mucho más que reducir emisiones: supone apostar por urbes más tranquilas, habitables y seguras.
Las alternativas están al alcance de la mano. Caminar en distancias cortas, desplazarse en bicicleta, utilizar el transporte público o compartir coche son opciones que reducen significativamente la dependencia del vehículo privado y, con ello, la huella ambiental. Expertos en sostenibilidad recuerdan que la suma de decisiones individuales puede acelerar la transición hacia un modelo urbano más limpio y resiliente.
Para quienes quieran comenzar hoy mismo, estos pasos sencillos marcan la diferencia:
El Día Mundial de la Movilidad Sostenible nos recuerda que cambiar el rumbo climático también pasa por nuestras calles: cada trayecto más limpio es una oportunidad para mejorar la vida en las ciudades y avanzar hacia un futuro más verde.