El pasado jueves 11 de abril marcó un hito significativo en la política energética de la Unión Europea, con la aprobación por una amplia mayoría de un nuevo reglamento diseñado para fortalecer los mecanismos que aseguran precios justos y un suministro energético estable. Con 447 votos a favor, 90 en contra y 54 abstenciones, esta legislación abre un camino para que los Estados miembros limiten las importaciones de gas proveniente de Rusia y Bielorrusia, un movimiento estratégico en medio de las tensiones geopolíticas, especialmente la guerra en curso entre Rusia y Ucrania.
El enfoque principal de este nuevo marco regulatorio es establecer un sistema conjunto de compra de gas, evitando así la competencia entre los Estados miembros y promoviendo la estabilidad en el suministro. Además, se ha introducido un proyecto piloto de cinco años destinado a fortalecer el mercado del hidrógeno en la UE, una medida crucial para avanzar hacia una descarbonización efectiva del sector energético.
Estas iniciativas son parte de un esfuerzo más amplio para abordar el cambio climático y promover la integración de fuentes de energía renovable, como el hidrógeno y el biometano, en el mix energético de la UE. Específicamente, se espera que el reglamento aumente las inversiones en infraestructuras de hidrógeno, especialmente en regiones anteriormente dependientes de combustibles fósiles.
La aprobación de este paquete legislativo refleja la ambición climática en aumento de la UE, alineada con el Pacto Verde Europeo y el programa "Objetivo 55". La directiva actualizada incluye disposiciones destinadas a descarbonizar el sector energético, mientras se garantiza la transparencia y se protegen los derechos de los consumidores. Además, se enfoca en promover la integración de infraestructuras existentes de gas natural para facilitar la transición hacia una economía más sostenible.
Jens Geier, ponente de la directiva, destacó la importancia de este paso hacia la creación de un mercado europeo del hidrógeno, especialmente para industrias difíciles de descarbonizar como la siderúrgica y química. Esta medida no solo contribuirá a la competitividad europea, sino que también respaldará la creación de empleo en un contexto de economía sostenible.
En resumen, este nuevo reglamento y directiva representan un paso crucial hacia la consecución de los objetivos climáticos de la UE, al mismo tiempo que aseguran la estabilidad en el suministro energético y promueven la transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles. Ahora, queda pendiente la adopción formal por parte del Consejo antes de su publicación en el Diario Oficial, marcando así un hito importante en el camino hacia un futuro energético más verde y resiliente.
