El cambio climático es el mayor reto al que se ha enfrentado la humanidad y sus consecuencias ya son demasiado evidentes y lamentablemente irreversibles en muchos casos. En las últimas dos décadas se ha producido un enorme aumento de los desastres climáticos, lo que ha provocado la muerte de más de 1,2 millones de personas. El tiempo pasa y aún no hemos tomado medidas suficientes para hacer frente a esta amenaza existencial para nuestro planeta. Si bien es cierto que la crisis sistémica generada por la pandemia de coronavirus a nivel global ha detenido algunos avances que venían produciendose en la materia, ya no hay más tiempo que perder.
Según un informe recientemente publicado por el ponderador estadounidense de fondos de capital inversión, deuda, índices de mercados de valores y fondos de cobertura, MSCI, los objetivos de las empresas en materia de emisiones de carbono son inadecuados para evitar una catástrofe climática. En este escenario, la investigación afirma que los mercados tienen un rol fundamental en la lucha por detener la emergencia climática y de su compromiso depende en gran medida alcanzar o no las metas climáticas. El mundo ya no puede esperar y en este contexto los participantes en los mercados de capitales deben estar en el centro de la revolución necesaria para alcanzar las emisiones netas de carbono.
El estudio advierte que, en su trayectoria actual, las empresas que cotizan en bolsa apenas serán más ecológicas de lo que son hoy en 2050 con aproximadamente el 80% de las empresas superando el presupuesto de emisiones necesarias para mantener el calentamiento global muy por debajo de los 2 grados centígrados. Las y los expertos de MSCI sostienen que para hacer frente a los impactos del cambio climático será preciso hacer la mayor reconstrucción de la economía mundial desde la Revolución Industrial. En aquel momento, una característica clave de fue una reasignación masiva de capital desde la agricultura hacia la industrialización. Los capitalistas de riesgo se apresuraron a construir las redes ferroviarias más largas, los mejores hornos y las máquinas de vapor más potentes que iniciaron la era de los combustibles fósiles. Actualmente, la descarbonización de la economía mundial en un plazo reducido requerirá una reasignación de capital para establecer una economía neta cero.
El documento sostiene que es urgente desarrollar innovaciones transformadoras y nuevos productos deben desarrollarse para proporcionar fuentes de energía alternativas. Asimismo, se necesitarán enormes avances tecnológicos para resolver la escasez de alimentos y de agua para que las sociedades puedan crecer de forma sostenible dentro de los límites de los recursos del planeta. Asismimo, se advierte que en esta carrera por la descarbonización habrá ganadores y perdedores. Las empresas que no estén alineadas con un objetivo de cero emisiones serán más proclives a experimentar un impacto negativo en su acceso y costes de capital. Por el contrario, los inversores en empresas de energía limpia podrán beneficiarse de un enorme crecimiento, mientras que las inversiones relacionadas con los combustibles fósiles pueden quedar varadas. En los Principios de Inversión Sostenible planteados por MSCI se observa que la convergencia de los factores medioambientales, sociales y de gobernanza influirá en el precio de los valores financieros y precipitará una reasignación del capital a gran escala.
Un importante hallazgo que realiza el estudio es que la crisis climática se ha convertido en uno de los factores que crea riesgos y oportunidades económicas y de inversión a una escala sin precedentes. Es por esto, que se afirma categóricamente que el momento de actuar es ahora. Los participantes en los mercados de capitales -propietarios y gestores y buscadores de capital e intermediarios financieros- deben impulsar la transición a cero neto para poner fin a la era de los combustibles fósiles e iniciar una nueva era de crecimiento sostenible.
Ya no hay mucho más que reflexionar, sólo falta pasar a la acción. Para lograr con éxito esta transformación es urgente que haya un marco político y económico que acompañe, apoyando la reasignación de capital hacia una economía sostenible. El documento publicado por MSCI explica que este proceso requerirá un nivel extraordinario de cooperación entre los gobiernos, la industria y la ciudadanía en su conjunto. Es por esto, que desde MSCI han hecho un llamamiento a todas las partes interesadas que acojan y aceleren la revolución para abandonar los combustibles fósiles y avanzar hacia una economía sostenible y respetuosa con el planeta tierra. Para esto, proponen una serie de acciones:
- Los gobiernos deben crear unas condiciones equitativas que ofrezcan incentivos positivos para inversores y empresas para que den prioridad a las operaciones e inversiones con balance cero, y que eliminen los incentivos que benefician a la "vieja energía" y prohíban el "parasitismo" de los logros de aquellos que han abrazado y avanzado en la transición mundial.
- Los inversores y los gestores de activos deben descarbonizar sus carteras, efectuar el cambio mediante la votación y el compromiso de los accionistas, y la transición a los puntos de referencia de la política de inversión que reflejen un camino hacia el cero neto.
- Las empresas deben cambiar sus operaciones, productos y servicios a un modelo de negocio neto cero lo más rápido posible.
- La ciudadanía deben apoyar una transición más rápida hacia una economía neta cero exigiendo productos y servicios productos y servicios más ecológicos y abogando por un mundo más sostenible.
Todos y todas somos parte del problema y, por ende, parte de la solución. Se abre una etapa en la cual cada uno deberá aportar para que la transformación sea real y efectiva. El llamado a la acción es claro: todos los participantes en los mercados de capitales deben actuar ya que desempeñen un papel vital en la revolución de la red cero para mantener el aumento de la temperatura global muy por debajo de los 2 grados. Esto requerirá una reasignación masiva de capital para garantizar la salud del planeta y la sostenibilidad a largo plazo de las empresas y las carteras.
Se trata de un momento inédito en el que los resultados y objetivos medioambientales, sociales y financieros están perfectamente alineados. Debemos comprender que lo que es mejor para el planeta también lo es para la rentabilidad de las inversiones a largo plazo y la preservación de nuestras sociedades. Los mercados de capitales están en una posición única para efectuar los cambios necesarios para tener éxito, no podemos perder esta oportunidad única.