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El bienestar ocular es una prioridad para el desarrollo personal y colectivo, pero las dificultades de acceso de algunos colectivos vulnerables agravan las barreras sociales, lo que exige de la implicación del sector empresarial.
Acceso a la salud visual: un compromiso necesario para un futuro más claro

La falta de acceso a servicios de salud visual no solo afecta la calidad de vida de las personas, sino también su capacidad para desarrollarse plenamente en el ámbito educativo y laboral, lo que conlleva barreras sociales y económicas que perpetúan la desigualdad y esta situación se agrava en los colectivos más desfavorecidos, y especialmente, a los que no tienen capacidad económica para costearse tratamientos, como pagarse unas gafas.

Aquellos que no tienen acceso a los servicios adecuados de salud visual enfrentan dificultades para realizar tareas simples como leer, estudiar, trabajar, e incluso participar en actividades recreativas o sociales. Esto genera exclusión social y desigualdades que también tiene un impacto negativo en el desarrollo y crecimiento sostenible de la sociedad.  

Por ello, mejorar el acceso a servicios de salud visual no solo tiene un impacto positivo en la salud física, sino que también promueve la equidad educativa y el acceso al mercado laboral. Es aquí donde las empresas, como agentes económicos y sociales, tienen la oportunidad de liderar la promoción de la salud visual, implementando programas de prevención y mantenimiento, realizando exámenes de la vista gratuitos y también, estableciendo alianzas para asegurar que las personas en situación de vulnerabilidad puedan acceder a los recursos necesarios.

Conscientes de la limitación que supone la falta de salud ocular y el impacto negativo que tiene en la vida de las personas a la hora de tener una vida normalizada y, especialmente, en aquellos colectivos más desfavorecidos y con dificultades para poder ser diagnosticados y seguir un tratamiento adecuado, nace la Fundación Miranza con el objetivo de esta institución es prevenir y mantener la salud ocular y, por tanto, la calidad de vida de las personas que están en situación de vulnerabilidad.

Además, las empresas tienen un papel crucial al involucrarse activamente en la creación de modelos de negocio inclusivos y socialmente responsables. Esta colaboración no solo mejora la calidad de vida de las personas, sino que también crea un entorno social más justo y una fuerza laboral más saludable.

Ganamos todos

En un mundo donde la accesibilidad y la igualdad de oportunidades son clave para el desarrollo social y económico, la corrección de deficiencias visuales debe considerarse como una inversión en el bienestar de la comunidad y un paso importante hacia una sociedad más justa y próspera.  

Las empresas tienen una oportunidad única para hacer un cambio significativo y dejar huella, contribuyendo a este desarrollo mientras mejoran la calidad de vida de las personas, aportando sus conocimientos y recursos para que todos, independientemente de su situación económica, puedan ver el futuro con claridad, no solo en términos de visión física, sino también en cuanto a las oportunidades que se les presentan.

Al igual que la visión nos permite avanzar con firmeza, las empresas que invierten en mejorar la salud visual de las personas están asegurando que más individuos puedan avanzar con confianza hacia un futuro brillante, lleno de posibilidades. De esta forma, estaremos construyendo una sociedad más sólida, inclusiva y llena de esperanza.

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