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Las grandes tensiones geopolíticas, la multipolaridad de los riesgos y la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) suponen tres grandes vectores de impacto que condicionan las prioridades estratégicas y de gestión de la agenda empresarial. Ante el contexto de incertidumbre en el que está sumergida la sociedad a escala global, la recuperación de la confianza se torna imprescindible para afianzar las relaciones entre grupos de interés y tejido empresarial. Un reto que, pese a no ser una tarea fácil, ya trabajan las organizaciones a través de la activación de distintas palancas que quedan enmarcadas bajo el prisma de la gestión estratégica de activos intangibles como la reputación, la marca, la sostenibilidad o el liderazgo responsable.
Hacia una visión integradora de la sostenibilidad

Y aquí, Europa juega un papel fundamental. Y es que, las instituciones europeas buscan liderar frente a otros players internacionales la transición energética hacia economías más sostenibles, así como el camino hacia la intangibilización empresarial. En ambas líneas de actuación hay grandes progresos: en la primera, la nueva Directiva de la Unión Europea sobre Información Corporativa en materia de sostenibilidad (CSRD) se convierte en el máximo marco regulatorio de referencia con 1.721 requerimientos; en la segunda, el valor de los activos intangibles se incrementa de forma progresiva –llegando a representar más del 80% en algunos sectores de actividad–.

De esta forma, la gestión de la sostenibilidad –uno de los intangibles clave para las organizaciones y el ámbito en el que más están trabajando e invirtiendo las empresas grandes (más de 5.000 empleados)– se encuentra ante un cambio de paradigma fuertemente condicionado por el tsunami regulatorio al que están expuestas las organizaciones. Un marco normativo que abre importantes oportunidades para las organizaciones en su progreso hacia modelos de negocio más responsables.

La sostenibilidad está entre los temas más importante para la alta dirección, por lo que está cada vez más presente en la agenda empresarial en clave de prioridad estratégica. Así lo demuestran los datos de Approaching the Future 2024, el informe de referencia en gestión de intangibles que publica de forma anual Corporate Excellence – Centre for Reputation Leadership en colaboración con CANVAS Estrategias Sostenibles.

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Fuente: Approaching the Future 2024. Tendencias en reputación y gestión de intangibles

Una mirada más equilibrada en la gestión de los asuntos ASG

 

El estudio desvela una evolución en el entendimiento y gestión de la sostenibilidad y cómo hoy existe un mayor equilibrio en la distribución de los recursos que destinan las organizaciones en la ejecución de temas ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza), con una asignación de esfuerzos del 35,4% al ámbito social, un 35% al ambiental y un 29,6% a las cuestiones en materia de buena gobernanza. Cabe destacar que el rol que ocupan los temas sociales es especialmente significativo tras analizar una trayectoria en la que las compañías se enfocaban, de forma prioritaria y prácticamente exclusiva, en las cuestiones medioambientales, evidenciando, así, un claro desequilibrio en detrimento de la S y la G que conforman la triple vertiente ASG. La redistribución de recursos más ajustada que afirman ejecutar actualmente las compañías demuestra una gestión cada vez más transversal y amplia de la sostenibilidad.

Cuando se consulta a los profesionales en qué temas concretos ASG están poniendo el foco de atención y avanzar con mayor prioridad, destacan –con valoraciones superiores al 36%– los planes de igualdad de género y oportunidades y los aspectos de gobernanza, control y cumplimiento.

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Fuente: Approaching the Future 2024. Tendencias en reputación y gestión de intangibles

Cabe destacar que, en lo ambiental, el foco principal está en la mitigación y adaptación al cambio climático. Le siguen como prioridades el impulso de la economía circular, la estrategia de cero emisiones y la protección de la biodiversidad. En clave social, junto a al impulso de planes de igualdad de género y de oportunidades, los esfuerzos se concentran en la implementación de la integración de la discapacidad, la inclusión social y la conciliación laboral. Por su parte, y en relación con los temas de gobernanza se observa cómo el foco está en los entornos de control (transparencia, códigos éticos, cumplimiento, etc.) en la gestión responsable, derechos humanos y cadena de suministro, y en la prevención de la corrupción y el soborno. 

Sin embargo, pese a este mapa de áreas de trabajo, queda camino por recorrer en aspectos como la introducción de indicadores no financieros y de sostenibilidad en los mecanismos de retribución a empleados y directivos, donde tan solo un 6,2% de las organizaciones afirma trabajar. Como gran reto común en la gestión transversal de la sostenibilidad en su triple vertiente está el hacerlo desde la transparencia y la ética.

Impacto de la sostenibilidad en la reputación 

La sostenibilidad es un activo que genera valor empresarial y que está totalmente relacionado con la reputación. De hecho, el impacto de la sostenibilidad en la reputación es cuantificable. Los estudios desvelan que los criterios ASG pueden llegar a explicar en torno al 40% de las dimensiones que construyen la reputación, lo que relaciona de forma directa sostenibilidad, reputación y negocio. De hecho, las organizaciones con bajas puntuaciones en cuanto a gestión de la sostenibilidad reducen la probabilidad de compra a un 10-20% frente a aquellas con altas valoraciones, en las que las probabilidades de compra ascienden hasta el 60-67 % (RepTrak, 2022).

Su gestión se traduce en una oportunidad de mejora para las compañías y el marco regulatorio al que están sometidas las organizaciones debe verse en clave de innovación, ya que abrazar los nuevos requisitos en términos ASG requiere introducir importantes cambios en los modelos de gestión. Y lo cierto es que este esfuerzo está forjando las características distintivas –y competitivas– que diferencia a las compañías que abogan por un liderazgo responsable, convirtiéndolas en entidades “más apetecibles” para consumidores, reguladores e inversores.

En este sentido, se necesita la aplicación de una gestión integrada y con visión 360º de los activos intangibles que, además de incrementar su valor, impactan de forma directa en el negocio. Las organizaciones requieren de profesionales que entiendan el rol interconectado de los intangibles y, a través de su gestión, consoliden un modelo de liderazgo más conectado con las necesidades e inquietudes de sus grupos de interés, que ponga la mirada en la creación de valor equilibrado en el largo plazo y en la generación de valor compartido para todos.

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