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El foco de los inversionistas en la sostenibilidad y el desarrollo de las compañías en la región, están contribuyendo a afianzar su consideración como criterio para generar índices específicos por parte de los mercados de valores. El Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) se suma a esta tendencia, que contribuye a reforzar a las compañías líderes y sirve de detonante para la adopción de buenas prácticas de gestión y comunicación en sostenibilidad

La incorporación de criterios de sostenibilidad por parte de los inversionistas constituye una tendencia imparable, que suma la evaluación del desempeño socioambiental y de gobierno corporativo, a los tradicionales variables de resultados y perspectivas financieras para la inversión.

En América Latina se están produciendo destacados avances, el último anunciado a inicios de marzo, sobre la creación del Índice de sostenibilidad para el Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), que está previstos sea lanzado a finales de este año. El MILA está integrado por los mercados de valores de Chile, Colombia, México y Perú, y contará para el desarrollo de este índice con el apoyo de S&P Dow Jones Indices (S&P DJI), la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés) y RobecoSAM. De este modo, será posible disponer de un listado regional que integre a las empresas públicas líderes en estos temas, continuando el camino iniciado de manera específica por cada uno de los mercados participantes.

La inclusión de la sustentabilidad como criterio de evaluación para las empresas listadas fue iniciada en la región por BM&BOVESPA en 2005, con la creación del primer índice al respecto (Índice de Sustentabilidade Empresarial, ISE), al que siguió el IPC Sustentable de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) en 2011. Desde entonces, la trayectoria ha seguido una doble vía: la adhesión a iniciativas internacionales y la proliferación de aquellas de carácter local, con el déficit de una actuación conjunta a nivel regional. Éste es cada vez más relevante dada la proliferación y crecimiento de las llamadas multilatinas, empresas nacidas en países de la región, con fuertes procesos de expansión y presencia mundial.

A nivel internacional, destaca la Sustainable Stock Exchanges Initiative (SSE), nacida en 2009 pero especialmente robusta desde 2012 con el compromiso de cinco primeros mercados, entre los que se encontraba BM&FBOVESPA, que tiene ahora como compañeros regionales a bolsas de valores de Argentina, Chile, Colombia, México y Perú[1]. Promueve la adopción de prácticas en materia de comunicación sobre el desempeño ASG (ESG si consideramos las siglas en inglés), destacando en 2016, entre los participantes de la región, el lanzamiento de guía de reporte por la Bolsa de Comercio de Santiago (Chile). 

Si analizamos los casos en el MILA, nos encontramos la existencia de índices de sustentabilidad en Chile, el Dow Jones Sustainability Chile Index (DJSI Chile), que en 2016 duplicó en su segunda versión el número de compañías hasta los 24 integrantes, como muestra del éxito de la iniciativa, y el ya mencionado IPC Sustentable en México. En Perú, la reportabilidad ha ido de la mano de la legislación y Colombia se encuentra avanzando en diferentes iniciativas. 

El caso de Perú es interesante ya que muestra la relevancia de la legislación en la comunicación del desempeño corporativo. Luego de la publicación  en 2015 de una resolución por parte de la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV), se volvió requerimiento obligatorio la emisión  de un informe de sustentabilidad para las empresas listadas. Esto era inicialmente para aquellas que ya tenía trayectoria al respecto (abril 2016) y para abril de este año será requerido también para aquellas que se estrenan al respecto. En Chile esto es solicitado por normativa sólo para las empresas propiedad del estado, y en el resto aún no existen lineamientos. En el debate entre si regular o no respecto a la obligatoriedad de reportar en temas ASG, el principio de “report or explain”, es decir, comunique o diga por qué no lo hace, se erige en solución intermedia.

Por otra parte, las compañías de la región comienzan a abrirse paso en los índices internacionales. En el caso del Dow Jones Sustainability Index, en su más reciente actualización se incluyen 11 compañías de América Latina (Brasil, Colombia y Chile, por ese orden en cuanto a representantes), cifra que se extiende a 29 en el caso del índice para mercados emergentes, que considera adicionalmente a los del global, compañías de México y otros representantes de Brasil, Colombia y Chile. Esto es especialmente destacable en un contexto de competencia con grandes compañías desarrolladas en mercados más maduros en términos de gestión y comunicación de la sustentabilidad, como los países europeos. Da cuenta del papel de referentes que desempeñan a su vez en los mercados de origen, como impulsores de buenas prácticas entre el sector empresarial. También contamos con líderes regionales en la versión del FTSE4Good para mercados emergentes, iniciativa de la Bolsa de Londres que fue lanzada el pasado año, dando continuidad a su índice global de sostenibilidad y otros regionales. 

El valor de la sostenibilidad para los inversionistas es una realidad que no hace sino fortalecerse, vinculada a la gestión de riesgos de riesgos que garantiza el abordaje por las compañías de sus impactos ambientales y sociales, bajo un esquema de gobierno corporativo que garantice la toma de decisiones considerando el interés del conjunto de grupos de interés. 


 

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