Según un estudio la Fundación Adecco los conceptos Responsabilidad Social (o sostenibilidad) sigue siendo algo lejano para las personas que no se dedican profesionalmente a este ámbito (sólo un 60% saben lo que significa). Creo que la cosa en realidad es más compleja: una gran parte tiene desconocimiento pero otra tiene un concepto equivocado confundiendo la responsabilidad social con el lavado de cara verde, la filantropía o la acción social. Sin embargo penalizan las marcas que no tienen comportamientos éticos: más de un 65% de los compradores tienen en cuenta criterios responsables, la cifra aumenta de manera exponencial año tras año.
Creo que la Responsabilidad Social sigue siendo percibida como algo lejano por parte de la ciudadanía, la pequeñas empresas y autónomos (que no se dediquen específicamente al mundo de la consultoría), piensan que esto corresponde a las grandes empresas. Se han hecho avances, sí, pero sigue faltando mucho porque aún no queda claro que la sostenibilidad puede llevarse a cabo por parte de todas las organizaciones (también las pequeñas empresas y personas autónomas, administraciones, instituciones educativas) y cualquier persona, aunque no sean millennials, no vivan en grandes ciudades y no estén hiperconectados.
¿Porqué no llega este planteamiento a todo el mundo- si tiene tantas ventajas- y se normaliza con rapidez?
Porque hemos abusado de algo: nos hemos centrado en la forma y no en el fondo.
España es uno de los países con más reportes de sostenibilidad de Europa. De hecho es inminente la obligatoriedad de los reportes de sostenibilidad para empresas con más de 500 trabajadores y 40 millones de facturación en la U.E. en los ámbitos social, medioambiental y de corrupción, pero no debemos quedarnos aquí. Además de reportar debemos pensar en red, y por mucho que digamos, queda mucho que hacer por parte de empresas y gobiernos en RSE.
Por otra parte, la gran mayoría de las personas que no formen parte de esta empresa no se lee esta información, en parte porque la encuentran aburrida, farragosa y "no va con ellos"(una muestra de palabras que no conectan son: materialidad, stakeholders, enfoque holístico, greenwashing entre otras muchas). Yo soy la primera persona que utilizo esta jerga aunque procuro no hacerlo en exceso. Parece que cuanto más compleja es la palabra más interesante es el planteamiento, pero lo que quizá se nos olvida es que estamos hablando en muchas ocasiones a las mismas personas en los mismos círculos limitando la democratización de la RSE, promoviendo cierta miopía y autocomplacencia.
Si hacemos autocrítica, -en mi opinión - hay "gurús", que utilizan su "expertise" para hacer conferencias interesantísimas (con libro incluido) pero que en ocasiones no practican la RSE con acciones medibles, con resultados objetivos. Me he encontrado, para mi sorpresa, con bastantes casos que se suman porque le ven la oportunidad cortoplacista de negocio como en su momento fue la calidad, la prevención de riesgos laborales, el coaching y la innovación. El valor se supone, pero no siempre está.
¿Queremos una RSE "antes muerta que sencilla"?
Más vale desdramatizar y echarle humor. Creo que queda mucho y estimulante camino por recorrer en este ámbito. La RSE está más viva que nunca, pero es necesario dar un paso adelante. Muchas de las personas que nos dedicamos a esto creemos en los océanos azules, en hacer crecer más allá de las barreras para hacer nuestro mundo (el de la RSE) más grande e inexplorado que ofrece muchas oportunidades, en normalizar y hacer pedagogía compartiendo la información, en promover la acción mediante ejemplos concretos y cercanos que impliquen a los grupos de interés pero que sean acordes con la misión (la esencia) de la organización. Muchas personas ya forman parte, se implican (un ejemplo es la tendencia creciente de la compra responsable), pero el no tener más información clarificadora dificulta el proceso de normalización.
Personalmente, estoy muy a favor de que haya más profesionales de la RSE (es un excelente síntoma) pero debemos de reflexionar porqué nos dedicamos a esta profesión. Es decir, cual es nuestro propósito: hacer que la RSE sea algo normalizado, para que se integre de manera natural en todo lo que hacemos, conscientemente.
¿Cómo podemos democratizar la RSE?
En primer lugar, creo que todo el mundo puede hacerlo si se lo propone.No hay expertos, no hay personas mejores ni peores en esto. Se necesita interés real y correr la voz pero es un camino de aprendizaje permanente. No es algo acotado a las multinacionales de gran consumo: de hecho sólo se normalizará este proceso si las pequeñas empresas que empiezan o se han consolidado, autónomos, personas asalariadas o futuros emprendedores incorporan esta perspectiva desde el momento 0: porque contamos con diferentes realidades en nuestro día a día (no hay una línea divisoria entre el trabajo, los amigos y nuestros familiares), y a veces a las empresas y a la administración esta realidad se les olvida. Aprovechémosla!
Aquí tenemos 7 ideas para hacer que la RSE sea algo cada vez más habitual en nuestra vida:
1. Honestidad en todo lo que hacemos. Sigue habiendo bastante lavado de cara aunque sea de manera involuntaria: seguimos sin mostrar demasiado lo que nos falta por hacer, por mejorar, los retos no conseguidos. Es importante reconocer (cuanto antes) lo que no funciona, comprometernos y tomar acciones para mejorarlo. Como lo diría un viejo dicho "hechos son amores y no buenas razones".
2. Tomar partido: el grupo de interés más importante para una organización son las personas que trabajan en ella y para tu futura organización -si estás pensando en emprender o cambiar de trabajo, también-. ¿Hacemos suficiente comunicación interna para dar a conocer cómo nuestra política de RSE? Con suerte hay una persona o Dirección de RSE en nuestra organización, pero ¿la vemos como una área "friki" vinculada con temas medioambientales o sociales? ¿Nos interesamos por su trabajo e incorporamos la RSE en nuestro día a día en los diferentes ámbitos de la empresa o queda estupenda en una memoria corporativa y poco más? Promovemos la experimentación y la escucha activa con nuestros grupos de interés para mejorar?¿Salimos fuera de nuestra zona de confort?
3. Implicar a nuestra cadena de valor. Sí, hablamos de otra vez de valor compartido, de ser capaces de mirar hacia adelante con los grupos de interés con los que trabajamos más estrechamente y dejar atrás el "si funciona no lo toques" porque quizá funcionó ayer o funciona hoy pero debemos estar preparados para las necesidades de mañana (a Nokia me remito, y era una empresa que me encantaba). La Responsabilidad Social y la Innovación tienen un vínculo indivisible, pero quizá nuestro problema es que aún nos resistimos a innovar en red con nuestros proveedores, clientes, plantilla, comunidad, otras empresas... no vaya a ser que perdamos parte del protagonismo. Recordemos el proverbio africano "si quieres ir rápido, ve sólo, si quieres llegar lejos, ve acompañado".
Quizá aquí tenemos la clave: ¿estamos dispuestos a ir acompañados? ¿Tenemos la mirada en el 2030 tal como marca el Acuerdo de París del año pasado o sólo en los resultados del ejercicio del año que viene? Seguro que la #COP22 determinará acciones que nos afectarán más pronto de lo que nos pensamos en nuestra cotidianidad.
4. Comunicar de manera que nos entienda cualquier persona, más allá de las empresas que ya están convencidas y que apuestan por este modelo de gestión. Buscar la sencillez para implicar, para promover, para fomentar el conocimiento y que surjan nuevas ideas de mejora. Hacer pedagogía. Si actualmente más de un 65% de las personas ya compran de manera responsable ¿porqué no les suena el concepto RSE?
Por otra parte, comunicar la RSE no significa hablar siempre de las maravillas de una organización y obviar otros aspectos mejorables (ya no hablo de mentir). ¿Cuántas empresas hablan antes de una crisis de reputación de lo que no les ha funcionado o que tienen que mejorar, fuera de la página 60 de un informe de sostenibilidad? Pocas.
5. Ser sociales, compartir nuestro conocimiento con otras empresas, con nuestra comunidad, con otras personas aunque no le saquemos partido a corto plazo. La credibilidad es esencial para generar confianza y la confianza genera innovación mediante la creación de oportunidades por la escucha activa.
6. Tener pasión. Según algunos estudios las personas que nos identificamos con la sostenibilidad, la responsabilidad social, somos "aburridos" y políticamente correctos. En los tiempos que corren.... más bien creo que es lo contrario, no nos conformamos aunque no solemos ir asociados a la estridencia , sino que nos dedicamos a promover la RSE mediante el día a día, el ejemplo y la coherencia. No se hace ruido.
7. Tener paciencia y optimismo. Esto va para largo, los cambios políticos en diferentes países en contra de la sostenibilidad, los intereses particulares de los lobbies.... hay muchos factores que dificultan que la sostenibilidad sea algo cotidiano . Pero no olvidemos una cosa: Internet lo ha cambiado todo desde bastantes años y permite acceder y conocer de primera mano todo lo que pasa y tú estás ahí para conversar y decidir qué compras y porqué. Las empresas que tienen más éxito y más credibilidad de los consumidores y el talento (ese que dicen que escasea y que es tan preciado en las organizaciones avanzadas) son las que anteponen su propósito (porqué lo hago) a su misión (que soy y qué hago).
Tenemos el derecho (y la obligación, si queremos que lo vean futuras generaciones) de actuar para hacer un mundo mejor y más sostenible, en nuestro entorno laboral, familiar, amigos... y eso sólo se puede conseguir con una Responsabilidad Social normalizada, democrática, que se integra en cada gesto que hacemos porque nos define y nos hace más auténticos, más humanos, más nosotros.
@immaperez
*Extracto del articulo publicado en el Blog de www.nottopic.es