¿Qué significa el fin del verano meteorológico? El verano meteorológico se mide en función de las estaciones climáticas y no del calendario. A diferencia del verano astronómico —que termina el 22 de septiembre—, para la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) la estación estival abarca siempre junio, julio y agosto. Esto permite comparar con mayor precisión las series históricas de temperaturas y precipitaciones.
El verano de 2025 ha sido uno de los más extremos desde que hay registros. La ola de calor de agosto fue la más larga e intensa hasta la fecha, con 16 días consecutivos y temperaturas que superaron los 45 °C en varias provincias. El Instituto de Salud Carlos III estima que el calor provocó 3.644 muertes en estos tres meses.
El impacto se sintió también en los bosques: más de 400.000 hectáreas quedaron arrasadas por incendios, lo que convierte a este verano en el peor en tres décadas. Organizaciones como WWF han advertido de la necesidad urgente de una estrategia nacional de prevención y gestión forestal que vaya más allá de la reacción en emergencias.
Un otoño que no traerá alivio: Aunque comienza el otoño meteorológico, las previsiones no invitan al optimismo. AEMET anticipa un mes de septiembre dinámico, con fenómenos meteorológicos frecuentes, temperaturas más altas de lo normal en gran parte del país y sin señales claras de lluvias que alivien la sequía.
El cierre del verano meteorológico deja un mensaje claro: España se enfrenta ya a un clima cada vez más extremo, con impactos directos en la salud, el territorio y la economía. La llegada del otoño no significa necesariamente un respiro, sino un nuevo reto para reforzar la resiliencia frente a la crisis climática.