Las celebraciones no tienen por qué ir de la mano con el derroche. Vivimos en una cultura donde la fiesta a menudo se traduce en exceso: exceso de compras, de comida, de residuos. Pero también podemos resignificar estas fechas como una pausa para reconectar con lo esencial: el tiempo compartido, la memoria de nuestras tradiciones, el cuidado mutuo y del entorno.
Semana Santa puede ser una oportunidad para celebrar con propósito. Desde las cofradías hasta los encuentros familiares, todos los espacios son aptos para preguntarnos: ¿necesitamos tanto para disfrutar? ¿Podemos vivir estas fechas desde una lógica más consciente?
Las comidas tradicionales de Semana Santa son una joya de la gastronomía española. Potaje de vigilia, bacalao, torrijas… pero también son una excusa perfecta para explorar productos locales, de temporada y sostenibles.
Aquí algunas ideas:
Celebrar también es una forma de cuidar: lo que ponemos en el plato refleja nuestras decisiones, y cada elección suma.
¿Te animás a un reto sostenible? Aquí va una propuesta simple pero transformadora: vivir esta Semana Santa con el menor número posible de residuos. No se trata de hacerlo perfecto, sino de dar pasos concretos. Algunas ideas:
Muchas de nuestras costumbres más antiguas —como cocinar en casa, compartir en comunidad o comprar en mercados de barrio— son ejemplos de un estilo de vida más respetuoso con el planeta. Esta Semana Santa, celebremos con todos los sentidos: saboreando lo local, eligiendo con conciencia y cuidando lo común. Porque la verdadera abundancia no está en tener más, sino en vivir mejor.