Los océanos son fundamentales para la vida en la Tierra. No solo regulan el clima y generan oxígeno, sino que también albergan una biodiversidad esencial para el equilibrio del ecosistema global. Además, su potencial económico es inmenso, con la capacidad de garantizar la seguridad alimentaria, generar empleo e impulsar el comercio internacional.
Según datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), las exportaciones de bienes y servicios relacionados con la economía oceánica alcanzaron los 2,2 billones de dólares en 2023. Este crecimiento se debe, en parte, al auge del comercio entre países del Sur Global, donde las exportaciones de pescado fresco han aumentado un 43% y las de pescado procesado han crecido un 89% entre 2021 y 2023. Actualmente, 600 millones de personas dependen de la industria pesquera para su sustento, la mayoría en países en desarrollo.
A pesar del crecimiento del sector, la gobernanza inadecuada, la falta de inversiones y los efectos del cambio climático representan serios desafíos. El calentamiento de los océanos, el aumento del nivel del mar y los eventos climáticos extremos afectan tanto a los ecosistemas marinos como a las comunidades costeras y las rutas comerciales. Además, la contribución de las actividades oceánicas a las emisiones globales es significativa, representando un 11% del total, lo que subraya la necesidad de integrar este sector en los planes climáticos nacionales.
Uno de los principales obstáculos para la protección de los océanos es la escasa financiación destinada a su conservación. A pesar de que los océanos cubren el 70% del planeta, menos del 1% de la ayuda global al desarrollo se invierte en su preservación. Para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 14 de la ONU, que busca proteger la vida submarina, se necesitan 175.000 millones de dólares anuales. Sin embargo, hasta el momento, solo se han destinado 4.000 millones de diversas fuentes, lo que lo convierte en el ODS con menor financiamiento dentro de la Agenda 2030.
Ante esta situación, organismos como la UNCTAD han instado a implementar medidas clave para asegurar un futuro sostenible para la economía azul, entre ellas:
En el marco del próximo Foro de los Océanos de la ONU, se lanzarán nuevas iniciativas para fomentar una economía oceánica más sostenible. Entre ellas, la actualización de la Base de Datos sobre el Comercio Oceánico, la creación de un grupo de trabajo para el desarrollo de algas marinas y un proyecto de acción climática oceánica basado en inteligencia artificial y nuevas tecnologías de datos.
El desafío ahora es asegurar que este crecimiento económico no se produzca a costa de la degradación del ecosistema marino. Con una planificación adecuada, inversiones sostenibles y cooperación internacional, es posible aprovechar el potencial de los océanos sin comprometer el bienestar de las futuras generaciones.