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Si crees que el voluntariado se trata de hacer el bien, prepárate para una revelación que acapara los titulares: ayudar a los demás también te ayuda a ti, ¡y mucho! No solo en su corazón, sino en su carrera. Así es. Ese sábado en el que organizaste una colecta de alimentos puede haber sido más valioso para tu currículum que ese curso de Excel que tomaste llorando a las 11 p.m.
Voluntariado, la formación invisible que impulsa tu carrera

Las empresas buscan cada vez más habilidades que no vienen con un certificado, pero que marcan la diferencia en el día a día corporativo. ¿Y adivina dónde están magistralmente pulidos? ¡En voluntariado! Liderazgo, empatía, creatividad, resiliencia, comunicación, gestión del tiempo... Todo esto se entrena cuando te involucras en acciones sociales. Es como una academia de habilidades blandas, solo que sin una tarifa mensual y con mucho más propósito.

 ¿Quieres un ejemplo? Imagine a alguien que coordinó un equipo de voluntarios para renovar una guardería. Esta persona se ocupó de la logística, motivó a las personas, resolvió pepinos, negoció con los proveedores y aún así entregó resultados. ¡Eso, amigo mío, es gestión de proyectos en la vena! Y con un plus: impacto social.

¡Y hay más! El voluntariado también es un campo fértil para desarrollar la inteligencia emocional. Aprendes a escuchar, a ponerte en el lugar de la otra persona, a lidiar con las frustraciones y a celebrar las pequeñas victorias. Todo ello mientras pintas paredes, repartes sopa o enseñas matemáticas a los niños. Es el tipo de experiencia que no cabe en un diploma, pero que rebosa de madurez.

¿Y sabes qué es más increíble? No tiene que esperar a que la empresa ofrezca un programa de voluntariado corporativo. Puedes comenzar por tu cuenta, con causas que toquen tu corazón. Ya sea ayudando en un refugio de animales, organizando donaciones en su vecindario u ofreciendo su talento profesional a las ONG, todo cuenta. ¡Y cuenta mucho!

De hecho, cada vez más reclutadores preguntan sobre experiencias de voluntariado en entrevistas. No es solo para ver si eres "bueno", sino para comprender cómo actúas fuera del guión, cómo lidias con los desafíos reales y cómo te conectas con el mundo. Porque, seamos sinceros, quienes saben cómo movilizar a la gente para pintar una escuela sí saben cómo liderar un equipo de ventas.

Así que, si buscas crecer profesionalmente, quizás el siguiente paso no esté en otro curso técnico, sino en donar unas horas de tu tiempo. El voluntariado es un puente entre lo que eres y lo que puedes llegar a ser. Y créeme: este cruce es transformador.

Al final, ayudar al otro también es ayudarse a sí mismo. Es desarrollar habilidades, ampliar horizontes y descubrir talentos que estaban allí, esperando que una buena causa despierte. Y quién sabe, entre una acción solidaria y otra, es posible que no encuentres el propósito que te faltaba para dar ese salto en tu carrera, con ligereza, alegría y una sonrisa en tu rostro.

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OpiniónVoluntariado

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