Es tiempo de reflexión, de pensar en lo que nos hemos convertido, en lo que nos estamos haciendo a nosotros mismos, a los seres humanos, a la naturaleza, al planeta, a nuestras vidas, y a las vidas de quienes estarán en nuestros lugares en el futuro, si es que los hay. Dejo mi sentimiento de compasión y cariño a todos los que tuvieron un ser querido perdido en este último momento y en los conflictos que están sucediendo actualmente en el planeta. Incluso en tiempos oscuros es posible extraer al menos una gota de optimismo. El voluntariado siempre está presente como un refugio, un soplo de aire fresco, incluso en situaciones desastrosas como las que hemos estado presenciando últimamente en nuestro planeta, todas ellas generadas y gobernadas por seres humanos o como resultado de sus actos.