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“La grandeza del ser humano se mide cuando aún sabiendo que puede hacer daño, elige NO hacerlo”. Esta frase, de Luis Comendador, la he oído a lo largo de mi vida en varias ocasiones. La primera vez, era muy pequeña y no entendí lo que mi abuelo trataba de enseñarme. Hoy es el día que echo la vista atrás y me veo en San Sebastián junto a él, sentada en el salón de su casa, mirando el Urumea - rodeada de libros y música- y pienso que fue uno de los mejores consejos que me pudo dar.

Escuchar a los demás es sin duda una cualidad, la primera, e imprescindible para cualquier líder, me atrevería incluso a decir que para cualquier persona. Vivimos deprisa, amamos deprisa y hablamos todavía con mayor frenesí. Hablamos de hecho por no callar, pero pararse y escuchar. Eso, amigos, son palabras mayores y es uno de los mayores placeres que tiene el ser humano. Escuchando he aprendido que a veces el camino más corto, y también el más fácil, es responder, como me explicaba mi abuelo,  “haciendo daño”. Un líder escucha y lo hace por puro egoísmo, porque a diferencia de quien habla mucho y escucha poco, sabe que solo escuchando cada día descubre un mundo nuevo. Escuchando he conocido personas que saben muuucho más que yo, y ante la poco divina tentación de creerme el ombligo del mundo, escuchando he desarrollado  la capacidad de ponerme en el lugar del otro. Dicho esto,  aquí va la segunda cualidad que a mi juicio tiene un buen líder: la empatía. Podemos poner cientos de excusas pero lo cierto es que “la gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo les hiciste sentir”  

El compromiso es para mí la tercera cualidad del liderazgo. Compromiso significa que tu palabra es una. Compromiso porque la vida es un trabajo en equipo. Tú como individuo puedes ser bueno, pero con los demás eres mejor. Tú eliges si quieres brillar como una estrella fugaz, o formar parte de una constelación. Ser líder es mucho más que mandar -todos sabemos ya la diferencia entre “auctoritas” y  “potestas”-. Se suele decir que  “si quieres conocer a Pablito, dale un carguito”. Un líder deja huella pero nunca cicatrices. Y esta es la clave: “A boss has the title. A leader has the people”.

Para un líder  su equipo es es el aire que respira cuando siente que se ahoga. Tu equipo es tu muralla de contención , tu guardia de la noche cuando los caminantes blancos intentan asaltar el cielo (supongo que los fans de Juego de Tronos entienden perfectamente a lo que me refiero). Decía JFK que “un hombre -y una mujer, añado yo- inteligentes son aquellos que contratan a gente todavía más inteligente”. 

Siempre me ha generado curiosidad el mundo en el que vivimos... ser curioso es para mi la cuarta cualidad del líder. Ser curioso significa salir de tu zona de confort , hacer de lo diferente un compañero de viaje y permitir que la diversidad se abra camino. Porque un líder , además de ser curioso, acepta lo diferente como algo rico que siempre suma. Por eso el líder, ese mirlo blanco, que todos reconocen nada más verlo, huye como de la peste del sectarismo. 

Un buen líder es también leal, confiado y resiliente. Cuando crees que no puedes más, vas y puedes. El ser humano en situaciones excepcionales es cuando desarrolla sus mejores capacidades. De hecho yo nunca supe lo fuerte que era, hasta que ser fuerte fue mi única opción.  Si a cualquiera de vosotros os metieran ahora mismo en una piscina e intentaran ahogaros, vuestro instinto de supervivencia os llevaría a tratar con todas vuestras fuerzas a sacar la cabeza del agua y coger aire. Eso fue exactamente lo que me ocurrió a mi.  El primer día tragué grandes cantidades de agua, el segundo algo menos y el tercero ya esperaba con el bañador puesto y una sonrisa. Porque la sonrisa es lo único que no hay que perder : “use your smile to change the world, don’t let the world change your smile”. 

Avanzando en la cuestión que nos ocupa, señalaré otro denominador común de los líderes. “Cambiar el mundo que no es locura ni utopía , sino Justicia”. Todos los líderes que conozco sin excepción, son justos, valientes y extraordinariamente humildes. Son los primeros en entonar el mea culpa cuando algo ha salido mal y los últimos en colgarse la medalla cuando el éxito es absoluto. Son al mismo tiempo maestro de todos y estudiantes eternos. Y por encima de todo son generosos. Entregan sin esperar nada a cambio y si te tienen que bajar la luna, créeme,  buscarán la forma de lograrlo. 

Por último, la décima cualidad del líder, y no la menos importante, es la capacidad de amar. El líder, en la mayoría de las ocasiones un optimista empedernido, ( optimista que no iluso) se siente feliz y lo que es un triple mortal : sabe hacer felices a los demás. No me he cruzado nunca con un líder que no haya conocido el amor. El AMOR a lo grande, en su máxima expresión. El amor que sabe perdonar y reconocer un error. Ese amor puro que te ilumina el rostro y transmite una paz insuperable. El líder se siente afortunado porque la vida... le sonríe.

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