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Asia ha sido testigo de uno de los mayores crecimientos del mercado global de bonos verdes en los últimos años, una tendencia que pensamos continuará en un futuro próximo. Consideramos los bonos verdes como herramientas cruciales en la movilización de capital privado para la resolución de los retos medioambientales.

A fin de limitar el cambio climático a un escenario de segundo grado, las emisiones globales de CO2 deberán verse reducidas en un 70% para el año 2050, según apunta la Asociación Internacional de Energía. Esto representa una reorganización masiva del consumo y producción energéticos, la cual debe producirse en las próximas tres décadas para alcanzar los objetivos. En este contexto, debemos fijarnos en los grandes emisores de CO2, pues son quienes más están contribuyendo actualmente a la emisión de carbono: Asia es responsable del 45-50% de los gases de efecto invernadero emitidos, incluyendo China, India, Japón, Corea de Sur, Indonesia y Australia, produciendo un total de 15.3Gt de CO2 en 2016

Resulta esencial que estas regiones hagan esfuerzos significativos de descarbonización y, de hecho, ya estamos observando señales positivas: como parte del Acuerdo de París 2015, se establecieron férreos compromisos orientados a reducir las emisiones de CO2 para el año 2030, de la mano de países clave como China (reducción del 60-65%), India (reducción del 33-35%), Corea del Sur (reducción del 37%), y Australia (reducción del 26-28%). Más aun, Asia invirtió 165.000 millones de dólares en energía renovable en 2017, comprendiendo el 59% del gasto global. China, Japón, India y Australia constituyen el top 10 de los mercados globales en inversión responsable.

Como Asia continúa cumpliendo con sus compromisos climáticos, el capex de esta región, dirigido a mitigar el cambio climático, debería aumentar desde los 275.000 millones de dólares en 2018 hasta los 500.000 millones en 2030. En este sentido, los bonos verdes jugarán un papel esencial en su financiación. De hecho, entre los años 2015 y 2017, hemos podido observar una emisión acumulada en bonos verdes en Asia de 65.000 millones de dólares, lo que representa una quinta parte de la emisión global. Estimamos que la penetración de bonos verdes asiáticos se encuentra un 10% por debajo de su potencial actual, y es por ello que se espera un aumento significativo de emisión de bonos verdes en un futuro cercano. Nuestra estimación es que la emisión acumulada en Asia alcanzará probablemente los 250.000 millones de dólares para dentro de tres años, 600.000 millones dentro de cinco, esperándose que China ostente casi la mitad.  

En la medida en la que los bonos verdes aumenten, lo hará la demanda. En una encuesta realizada por UNPRI a unos 1200 inversores, el 72% de ellos identificó el cambio climático como uno de los temas a largo plazo sobre el que están tomando medidas. En términos activos gestionados socialmente responsables, Asia se ha quedado rezagado, con tan solo un 2.3% comparado con el 53% en Europa, de acuerdo con el último análisis de Global Sustainable Investment Review (Inversión Global Sostenible). Aun así, observamos una aceleración de la demanda de los inversores en Asia, mientras que un porcentaje superior de fondos se vuelven MSG (Medioambiental, social y gubernamental) conscientes. De manera fundamental, en lo que a precio se refiere, los bonos verdes alcanzan de media una mayor difusión durante el periodo de demanda que sus equivalentes bonos vainilla, y en último caso una sobresuscripción equivalente, según apunta la Iniciativa de Bonos Climáticos.

El apoyo y certificación regulatorios también serán fundamentales a la hora de determinar el crecimiento futuro de este mercado. Después de todo, los bonos verdes son un título autoproclamado, carente de directrices legales vinculantes que garantice a los inversores la legitimidad de los reclamos del emisor. En algunos mercados, los legisladores han ofrecido datos específicos sobre aquellos tipos de proyectos que se consideran como adecuados para los bonos verdes. Las directrices de Japón para los bonos verdes son una excepción, proporcionando una exhaustiva descripción. En este momento, existen una serie de normas en los mercados globales para guiar a emisores e inversores, entre las que se incluyen los Principios de los Bonos Verdes, las Normas de los Bonos Verdes y aquellas proporcionadas por diversos Índices de Bonos Verdes. Sin embargo, una definición universal aumentaría la transparencia y la divulgación, al tiempo que garantizaría la integridad del mercado.

Así, nos encontramos ante un momento de fuerte crecimiento en la emisión asiática de bonos verdes, debida a múltiples razones. Por un lado, consideramos que el fondo de capex climático va a aumentar significativamente en los próximos 30 años. Por otro lado, está aumentando la demanda de los compradores por reconocer los riesgos ESG y orientar las estrategias hacia carteras con conciencia climática; finalmente, la metodología de los bonos verdes está experimentando una creciente aceptación, incluyendo el apoyo regulador. De hecho, nuestras previsiones para la emisión de bonos verdes podrían definirse como conservadoras. En caso de que el sector REIT acelerase los desarrollos energéticamente eficientes, o ante un aumento en la demanda de financiación de vehículos verdes, incluso podríamos observar más ventajas en el escenario asiático de bonos verdes.

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