La malnutrición infantil sigue siendo una amenaza persistente y global para el desarrollo de la infancia, según advierten UNICEF, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Grupo del Banco Mundial en su reciente edición 2025 del informe Joint Malnutrition Estimates, que actualiza las cifras globales entre los años 2000 y 2024.
Los datos presentados por estas tres organizaciones revelan una realidad preocupante:
Lejos de mejorar, las cifras apuntan a un freno en la reducción del retraso en el crecimiento, a la persistencia de la emaciación y a una prevalencia estancada del sobrepeso infantil. Apenas un tercio de los países del mundo avanzan hacia los objetivos de reducción del retraso en el crecimiento fijados para 2030, y tan solo un 17% muestra avances hacia la disminución del sobrepeso infantil.
El informe destaca que Asia concentra más de la mitad (51%) de los casos de retraso en el crecimiento, mientras que África representa el 43%. Lo más preocupante es que África es la única región donde el número absoluto de niños con retraso en el crecimiento ha aumentado en los últimos doce años, pasando de 61,7 millones en 2012 a 64,8 millones en 2024.
Los impactos de estas formas de malnutrición van mucho más allá de lo físico. El retraso en el crecimiento afecta el desarrollo cerebral, el rendimiento escolar y las oportunidades económicas a lo largo de la vida. Por su parte, la emaciación supone un riesgo inmediato de muerte infantil si no se trata a tiempo.
“Una buena nutrición es la base para que un niño sobreviva, crezca, aprenda y participe plenamente en la sociedad”, recuerdan desde UNICEF. Sin embargo, la falta de avances sostenidos en este ámbito podría socavar el potencial de toda una generación si no se toman medidas urgentes.
El informe completo puede consultarse en las páginas oficiales de UNICEF, la OMS y el Banco Mundial.