
Asia se enfrenta a una emergencia climática sin precedentes. Según un informe reciente de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el continente está experimentando un calentamiento a un ritmo dos veces superior al promedio global, lo que ha desencadenado fenómenos meteorológicos extremos a lo largo de todo su territorio.
Durante 2024, China batió sucesivos récords de temperatura media mensual en abril, mayo, agosto, septiembre y noviembre. Lejos de ser una excepción, otros países asiáticos también marcaron máximos históricos en un año que puso a prueba la resiliencia climática del continente. La OMM advierte que esta aceleración del calentamiento tiene consecuencias devastadoras para la población y los ecosistemas, y que ningún país está a salvo. “La crisis climática ya está cobrando un precio inaceptable”, afirmó Celeste Saulo, secretaria general de la OMM.
El informe de la OMM explica que el aumento desproporcionado de temperatura en Asia se debe, en parte, a su enorme superficie terrestre. A diferencia de los océanos, donde el calentamiento es más gradual, las zonas continentales absorben y retienen más calor, lo que intensifica los cambios en los sistemas naturales y humanos. Las aguas que rodean Asia tampoco se salvan. El océano Índico y el Pacífico registraron temperaturas superficiales récord en 2024. Estas olas de calor marinas, junto con las terrestres, contribuyeron al deshielo de glaciares, la subida del nivel del mar y una mayor vulnerabilidad frente a desastres naturales.
El desequilibrio hídrico también marcó el año. Mientras en algunas zonas las lluvias se intensificaron de forma letal, otras regiones sufrieron una alarmante escasez de precipitaciones. En India, el norte del estado de Kerala fue escenario de un corrimiento de tierras que acabó con la vida de más de 350 personas. En Kazajistán, el deshielo acelerado de sus glaciares junto con lluvias intensas desencadenó las peores inundaciones en siete décadas.
En el extremo opuesto, la falta de agua golpeó con fuerza a China, donde una prolongada sequía veraniega afectó a más de 4,7 millones de personas y arrasó vastas áreas agrícolas. Ante este panorama, la OMM subraya que solo una acción climática decidida y la implementación de sistemas de alerta temprana eficaces permitirán mitigar el impacto de los fenómenos extremos.
Nepal aparece como un ejemplo inspirador en el informe. Entre el 26 y el 28 de septiembre de 2024, intensas lluvias provocaron graves inundaciones y deslizamientos de tierra en todo el país, con un saldo de 246 fallecidos, 178 heridos y más de 200 desaparecidos.
Pese a la magnitud del desastre, las comunidades pudieron prepararse gracias a sistemas de alerta temprana y protocolos de evacuación. “No hubo víctimas en algunas zonas gracias a las medidas preventivas”, declaró Ramesh Karki, alcalde de Barahakshetra, una de las localidades más afectadas.
Además, el gobierno nepalí activó de forma eficiente la financiación de emergencia para cubrir las necesidades humanitarias y acelerar la reconstrucción. La OMM trabaja actualmente con las autoridades locales para seguir reforzando estos mecanismos.
El informe concluye que la labor de los servicios meteorológicos y sus aliados es más crucial que nunca. El clima extremo seguirá intensificándose, y solo una combinación de preparación, inversión y cooperación internacional permitirá proteger vidas y sostener medios de subsistencia en un continente cada vez más expuesto al cambio climático.