Publicado el
Siete años después de la histórica Resolución 2417 del Consejo de Seguridad de la ONU, el uso del hambre como táctica bélica sigue siendo una realidad cruel en conflictos como los de Gaza y Sudán. Según denuncia Acción contra el Hambre, esta práctica sigue provocando crisis alimentarias extremas y violaciones flagrantes del derecho internacional humanitario.
El hambre como arma de guerra

El 24 de mayo de 2018, la ONU aprobó por unanimidad la Resolución 2417, una iniciativa que marcó un antes y un después al condenar explícitamente la utilización del hambre como método de guerra. Esta resolución reafirma que provocar intencionadamente la inanición de la población civil puede constituir un crimen de guerra, exigiendo a todas las partes en conflicto garantizar el acceso sin restricciones a la ayuda humanitaria.

Sin embargo, tal como advierte Acción contra el Hambre en un reciente comunicado, esta prohibición continúa siendo desoída en numerosos escenarios bélicos. “El hambre sigue siendo utilizada como una táctica silenciosa pero letal para doblegar a las poblaciones”, denuncia Rafael de Prado, director de Incidencia y Relaciones Institucionales de la organización.

Gaza y Sudán: epicentros del hambre planificada

La situación más dramática se vive actualmente en la Franja de Gaza, donde el bloqueo al ingreso de ayuda humanitaria ha dejado al 93 % de la población en situación de inseguridad alimentaria. Según datos del Sistema de Clasificación Integrada de Fases de la Seguridad Alimentaria (IPC), cerca de 1,94 millones de personas sufren carencia grave de alimentos, entre ellas 71.000 niños menores de cinco años, en riesgo de desnutrición aguda. La situación es especialmente crítica para mujeres embarazadas y lactantes, que carecen de atención médica básica.

En paralelo, Sudán atraviesa su peor crisis alimentaria desde que estalló el conflicto en abril de 2023. Más de 25 millones de personas dependen de asistencia externa, y más de 8 millones se encuentran ya en niveles cercanos a la hambruna. La infancia vuelve a ser la gran perjudicada: 3,2 millones de niños sufren desnutrición aguda. Acción contra el Hambre alerta de que ambas crisis están siendo agravadas deliberadamente por los actores en conflicto, que impiden el acceso de las organizaciones humanitarias a las zonas más afectadas, una práctica que vulnera claramente el derecho internacional.

Una llamada urgente a la comunidad internacional

“El hambre es un arma barata y silenciosa que se sigue utilizando en muchos conflictos, a pesar de los compromisos internacionales”, denuncia De Prado. Desde Acción contra el Hambre se hace un llamamiento urgente a los gobiernos y organismos internacionales para que pongan fin a la instrumentalización del hambre con fines políticos y se garantice la protección efectiva de la población civil.

A siete años de la Resolución 2417, la organización humanitaria insiste en que los compromisos deben traducirse en acciones reales. Mientras tanto, el número de personas atrapadas en crisis alimentarias sigue creciendo: casi 300 millones en todo el mundo. El uso del hambre como arma de guerra no solo perpetúa el sufrimiento humano, sino que mina los principios fundamentales del derecho internacional humanitario. Tal como recuerda Acción contra el Hambre, esta práctica no solo viola leyes, sino también conciencias. Y frenar su uso requiere una respuesta global contundente y sostenida.

“Ya es hora de que el hambre deje de ser un arma y pase a ser un derecho garantizado para todos”, concluye De Prado.

En este artículo se habla de:
NoticiasSocialguerrasAyuda humanitariahambre

¡Comparte este contenido en redes!

Este sitio utiliza cookies de terceros para medir y mejorar su experiencia.
Tu decides si las aceptas o rechazas:
Más información sobre Cookies