Seguramente estés pensando que estos criterios no son los que definirían las soluciones o herramientas de IA más utilizadas o conocidas por los usuarios. Y desde esta perspectiva, entiendo perfectamente las suspicacias ante las tecnologías emergentes. En este sentido puedo asegurar que existen empresas tecnológicas que desarrollan sus soluciones con un enfoque responsable.
Y es que cuando hablamos de responsabilidad en la IA nos refiere al deber y la obligación que tenemos los desarrolladores tecnológicos, directivos, usuarios y stakeholders de asegurarse de que nuestra aplicación de inteligencia artificial cumpla con las normas éticas y legales más amplias. Esto incluye considerar las posibles consecuencias del uso de la IA en diferentes áreas, como la privacidad, la seguridad, el consentimiento y los derechos humanos.
Desde hace ya unos años, he desarrollado mi carrera profesional en el sector tecnológico lo que me ha hecho ampliar mi perspectiva sobre el potencial transformador de la IA en muchos aspectos de nuestras vidas, desde el transporte hasta la salud. Sin embargo, esto se ha convertido en un arma de doble filo ya que es nuestra responsabilidad advertir que para que la IA tenga éxito en su función, necesitamos asegurarnos de que sea desarrollada y utilizada de manera que no cause daños ni perjuicios a terceros. Esto me ha impulsado a trabajar por y para el desarrollo de la IA responsable y divulgar los beneficios que ofrece.
Impacto Positivo de la IA responsable
La capacidad de análisis de la IA permite interpretar una gran cantidad de datos en poco tiempo. En un contexto donde el cambio climático está intensificando fenómenos meteorológicos y afectando negativamente a la biodiversidad, la IA puede analizar imágenes satelitales de manera precisa para mapear los cambios y ofrecer información valiosa a los responsables políticos, de la administración y diferentes organizaciones ayudándolos a tomar decisiones ambientales bien fundamentadas.
En el plano ambiental es más sencillo identificar los beneficios de las soluciones de IA al tratarse de resultados tangibles en el corto plazo, así por ejemplo podemos mencionar la optimización de recursos mediante la utilización de algoritmos de IA que permite analizar patrones de consumo energético en edificios inteligentes, optimizando el uso de recursos y reduciendo el desperdicio hasta en un 30%; la detección predictiva identifica problemas en equipos industriales antes de que ocurran, evitando pérdidas operativas y materiales, incluso, la utilización de la IA en la mitigación del cambio climático, utilizando modelos de IA para procesar datos meteorológicos y así, anticipar fenómenos extremos, ayudando a las comunidades a prepararse.
En el aspecto social, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta clave para el desarrollo de nuevas soluciones digitales que incrementan el bienestar de la población. Sin embargo, la IA ha suscitado críticas relacionadas con la ética y cambios en el mercado laboral. En cuanto a la ética, destacan preocupaciones sobre la transparencia, los sesgos y la responsabilidad. Los algoritmos de IA a menudo operan como «cajas negras», lo que dificulta comprender cómo llegan a ciertas decisiones o recomendaciones. Esta falta de transparencia es motivo de preocupación, ya que no se puede rastrear el proceso de razonamiento del sistema ni entender por qué tomó una decisión en particular. Además, la IA se entrena con datos que pueden contener sesgos, consolidando opiniones subjetivas relacionadas con el género, la nacionalidad, la edad o la religión de las personas.
En cuanto a los cambios en el mercado laboral, el informe del World Economic Forum, Future of Jobs Report 2025, señala que para el año 2030, el 39% de las competencias necesarias en el mercado laboral habrán cambiado, desafiando a trabajadores y organizaciones a adaptarse rápidamente. Se estima que cuatro de cada diez trabajadores españoles deberán mejorar sus habilidades para mantener su empleo en 2030.
La transformación del panorama laboral genera una demanda urgente de reciclaje y actualización de habilidades. Por ello, es necesario implementar estrategias de formación que abarquen múltiples niveles y enfoques, favoreciendo el reskilling para cerrar las brechas digitales, asegurando un futuro inclusivo, competitivo y próspero.
Uno de los sectores donde su influencia comienza a generar un cambio profundo y estructural es el de la gobernanza. Cuando se aplica de forma ética, inclusiva y responsable, la IA tiene el potencial de mejorar significativamente la forma en que los gobiernos toman decisiones, prestan servicios y se relacionan con la ciudadanía.
Una de las principales ventajas de la IA es su capacidad para mejorar la toma de decisiones basada en datos. Los algoritmos permiten analizar grandes volúmenes de información en tiempo real, identificar patrones complejos y anticipar riesgos sociales, económicos o ambientales. Esto se traduce en políticas públicas más eficientes, fundamentadas en evidencia.
En procesos administrativos puede contribuir a reducir la corrupción, al disminuir la intervención humana en decisiones críticas. La automatización de trámites y procedimientos minimiza el margen de discrecionalidad y aumenta la trazabilidad.
Cuando estos sistemas son auditables y abiertos al escrutinio público, fortalecen la transparencia institucional y el control ciudadano, pilares fundamentales de una gobernanza democrática y moderna.
El despliegue de la IA en el ámbito de la gobernanza debe ir acompañado de un fuerte compromiso con principios éticos: justicia algorítmica, no discriminación, protección de la privacidad, y seguridad de los datos. Una IA responsable no solo se enfoca en la eficiencia, sino en la equidad y la rendición de cuentas.
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