El trabajo infantil es un flagelo inaceptable. Se trata de una grave violación de Derechos Humanos que tiene una de sus raíces en la pobreza estructural. Según los datos más recientes de la OIT, en la actualidad hay en el mundo unos 160 millones de niños que trabajan, es decir, uno de cada diez del total de la población infantil global.
Durante su intervención en la 5ª Conferencia Mundial sobre la Erradicación del Trabajo Infantil el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder, reflexionó acerca de cómo acabar con ese lastre universal. Durante cinco días a partir del pasado 26 de mayo, delegados de todos los países participan presencial o virtualmente en la 5ª Conferencia Mundial sobre la Erradicación del Trabajo Infantil, que se celebra en Durban, Sudáfrica.
El alarmante número expuesto por la agencia internacional va en aumento, sobre todo a partir de la pandemia de COVID-19, que exacerbó la desigualdad y carencias, sobre todo en las familias más pobres. Esta tendencia -acentuada en el grupo de edad de cinco a once años-, amenaza con revertir años de progreso. Dado este panorama, la Conferencia arrancó con una exhortación a la acción urgente para combatir ese flagelo.
Los niños y niñas en situación de trabajo infantil corren el riesgo de padecer daños físicos y mentales. El trabajo infantil merma su educación, restringe sus derechos, limita sus oportunidades en el futuro, y da lugar a círculos viciosos intergeneracionales de pobreza y más trabajo infantil. Si bien pareciera una problemática antigua lo cierto es que no lo es, este flagelo continúa aún muy vigente. Pero, ¿dónde trabajan las y los niños?
- El sector agrícola representa el 70% de los niños en situación de trabajo infantil (112 millones), seguido por el rubro de los servicios con un 20% (31,4 millones) y la industria con un 10% por ciento (16,5 millones)
- Casi el 28% de los niños de cinco a once años y el 35% de los de doce a 14 años en situación de trabajo infantil no van a la escuela
- El trabajo infantil es más frecuente entre los niños que entre las niñas, independientemente de la edad. Si se tienen en cuenta las tareas domésticas realizadas por 21 horas o más a la semana, la brecha de género se reduce
- El trabajo infantil en zonas rurales (14%) es casi tres veces más frecuente que en zonas urbanas (5%)
Los datos son alarmantes y, ante estos, Guy Ryder insistió en que el trabajo infantil no se debe aceptar en ninguna circunstancia. La OIT reportó que, en los últimos cuatro años, 8,4 millones de niños se sumaron a los menores que trabajan y advirtió que millones más están en riesgo de seguirlos como consecuencia de la crisis generada por el COVID-19. “El trabajo infantil es la violación de un derecho humano básico, y nuestro objetivo debe ser que todos los niños, en todas partes, estén libres de él. No podemos descansar hasta que eso ocurra”, enfatizó Ryder.
En la inauguración de la Conferencia estuvo presente el presidente sudafricano, Cyril Rhamaphosa, quien pidió a los delegados emprender acciones “de gran alcance” para hacer una diferencia en la vida de los niños. “El trabajo infantil en todas sus facetas es un enemigo. Es un enemigo del desarrollo de nuestros niños y un enemigo del progreso. Ninguna civilización, ningún país y ninguna economía pueden considerarse a la vanguardia del progreso si su éxito y su riqueza se han construido sobre las espaldas de los niños”, afirmó el mandatario. Ante un panorama poco alentador, los oradores de la Conferencia destacaron la necesidad imperiosa de recuperar los avances que se habían conseguido en muchas regiones antes de la emergencia sanitaria, aludiendo a la meta acordada de erradicar ese azote para 2025. Las cifras desagregadas muestran que el mayor aumento ocurrió entre los niños de cinco a once años, que por el momento constituyen más de la mitad de todos los casos de trabajo infantil.
Finalmente, para evitar que el trabajo infantil siga ganando terreno, la OIT y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), recomiendan acciones concretas como:
- Fomentar una protección social adecuada para todos que incluya prestaciones universales por hijos
- Aumentar el gasto en una educación gratuita y de calidad, y facilitar el regreso de todos los niños a la escuela, entre ellos los que estaban sin escolarizar antes de la pandemia de la COVID-19
- Promover el trabajo decente para los adultos, con el objetivo de que las familias no tengan que recurrir a la ayuda de sus hijos para generar ingresos familiares
- Poner fin a las normativas de género ineficaces y a la discriminación que propician el trabajo infantil
- Invertir en sistemas de protección de la infancia, el desarrollo del sector agrícola, servicios públicos rurales, infraestructuras y medios de subsistencia
La 5ª Conferencia Mundial sobre la Erradicación del Trabajo Infantil concluirá con un “Llamado a la Acción de Durban”, que trazará los compromisos para avanzar hacia la eliminación de ese abuso contra los niños.