Cuidar el planeta depende de todos y todas. Ante el enorme reto de detener la emergencia climática, todos los esfuerzos son válidos y necesarios. Lo que cada uno de nosotros hace cada día, y sobre todo cómo lo hace, tiene un enorme efecto dominó en nuestros ecosistemas, en el ritmo de la acción de las empresas y en las decisiones de los gobiernos. En el último World Economic Forum quedó de manifiesto que la generación Z está liderando un cambio en el que la sostenibilidad importa cada vez más en la decisión de compra. El 45% ha dejado de comprar ciertas marcas por motivos éticos o de sostenibilidad.
ComBoca ha consultado a empresas de gran consumo, concretamente del área de alimentación, que ofrecen productos saludables y respetuosos con el medio ambiente, y la respuesta es unánime: el cambio se está notando. Desde AUARA, su CEO y cofundador, Antonio Espinosa de los Monteros, especifica que “cada vez son más los que se preocupan por lo que consumen en su día a día y le dan un valor especial a los productos que les aportan un valor añadido”. En el caso de esta marca que ya nació con el convencimiento de que “todos somos responsables de hacer un mundo más sostenible desde las pequeñas acciones cotidianas”, desde sus comienzos ha buscado “el material más sostenible para envasar agua, plástico 100% reciclado, en lugar de fabricar plástico nuevo, utilizamos el que ya existe dándole una segunda vida. Además, estamos implementado proyectos en entornos corporativos que incentivan la recogida del residuo PET para transformarlo en nuevos envases”.
Por su parte, Pedro Zuim, director de Marketing EMEA & APAC de Future Farm, empresa que quiere revolucionar la forma en que comemos carne y otros productos de origen animal para hacerla más sostenible y saludable, asegura que “las diferencias generacionales se están reduciendo a medida que entran en juego Internet y una cultura más global, gracias a las redes sociales y a un panorama hiperconectado. Aun así, es cierto que las generaciones más jóvenes son aún más conscientes de la emergencia climática en la que nos encontramos y se toman muy en serio sus hábitos de consumo: no sólo como una aportación social, sino también como una forma de hacer las cosas bien y disfrutar”. En su opinión, “la gente es ahora más consciente de que cambiar ligeramente lo que nos gusta hacer o comer (una hamburguesa de carne animal a una hamburguesa vegetal) tiene un profundo impacto en la existencia a largo plazo de nuestro planeta. Así que, siempre que los consumidores mejoren sus hábitos cotidianos, estarán invirtiendo en nuestro planeta”.
También desde la industria alimentaria, la marca Natruly quiere cambiar el mundo cambiando lo que comemos. Su directora de marketing, Beatriz Tejerina, explica que, “en cuanto a la conciencia sobre la salud del planeta y la ética de las marcas ha habido un salto importante en la generación Z, en parte promovido por el acceso masivo a la información, las redes sociales, la facilidad para descubrir opciones y opiniones alternativas, en general”. Subraya que “la comida verdaderamente natural crea personas más sanas y más felices y, por tanto, una sociedad más feliz, longeva y saludable. Y no se nos ocurre manera más sencilla de empezar el cambio que cambiando lo que comemos”.
Inversión financiera sostenible
Junto a los cambios en los hábitos de consumo, en el ámbito de la inversión financiera el cambio de tendencia hacia las finanzas sostenibles está siendo, si cabe más evidente. Desde el Foro de Inversión Sostenible de España, Spainsif, Sara Ramón, responsable de Promoción y Comunicación, destaca que “los mercados financieros juegan un papel principal a la hora de enfrentarnos a la lucha contra el cambio climático y conseguir los compromisos de neutralidad climática a largo plazo, ya que a través del sector inversor podrá canalizarse la gran cantidad de recursos necesarios para su consecución y generar el cambio transformador y sistémico necesario para el planeta”.
Con esta misma idea de movilizar recursos para preservar el planeta, compañías como Micappital ofrecen a cualquier persona la oportunidad de invertir directamente en el futuro de la Tierra. Miguel Camiña, su CEO y cofundador, asegura que fue la propia inquietud de los usuarios la que les llevó a crear Micappital ECO, un producto con el que propone “a los ahorradores que el dinero que tengan y no estén utilizando, o no vayan a necesitar al menos en los próximos 12 meses, lo inviertan en mejorar el planeta, y en el momento en que lo necesiten podrán recuperarlo con una rentabilidad extra, mientras durante ese tiempo han estado aportando un impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad”.
Finalmente, cabe destacar que, tanto desde el punto de vista del gran consumo como desde el ámbito financiero, la principal reclamación a la Administración Pública es la de una mayor labor de educación y concienciación. Más allá de ayudas directas -que pueden resultar muy efectivas en determinados ámbitos- o de iniciativas movilizadoras -que los portavoces consultados ven más cercanas a la ciudadanía que a las autoridades-, las empresas y entidades que trabajan para que todos podamos invertir en nuestro planeta querrían que los poderes públicos contribuyeran a avanzar a hacia una sociedad más formada e informada.