Evidentemente, el mundo no iba por el mejor camino rumbo a cumplir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible antes de la llegada de la pandemia. Sin embargo, tras la irrupción del coronavirus, el desafío se ha magnificado según un nuevo Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2021 de Naciones Unidas presentado el pasado martes 6 de julio. El mismo advierte sobre los devastadores efectos que la pandemia ha tenido en el plano socio ambiental. El informe también indica que la pandemia ha puesto de manifiesto e intensificado las desigualdades dentro y entre países.
Al respecto, se advierte que, además de los casi cuatro millones de muertes por coronavirus, entre 119 y 124 millones de personas volvieron a la pobreza y al hambre crónica, y se perdió el equivalente a 255 millones de empleos a tiempo completo. Sumado, a los millones de niñas y niños que corren el riesgo de no volver nunca a la escuela; mientras que un número cada vez mayor se ha visto obligado a contraer matrimonio o han acabado explotados en un trabajo que no debían de hacer a su edad.
Además, la investigación explica que las interrupciones de los servicios de salud esenciales han amenazado años de progreso en la mejora de la salud materno infantil, el aumento de la cobertura de inmunización y la reducción de las enfermedades transmisibles y no transmisibles. Alrededor del 90% de los países todavía informan sobre una o más interrupciones importantes de los servicios de salud esenciales. “La pandemia ha detenido o revertido años o incluso décadas de progreso en el desarrollo. La pobreza extrema mundial aumentó por primera vez desde 1998”, dijo el secretario general adjunto de la ONU, Liu Zhenmin, durante el lanzamiento, que tuvo lugar en el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible.
Si bien la llegada de la vacuna ha significado una esperanza en medio de un panorama complejo, una vez más la desigualdad propia del sistema capitalista actual ha hecho que la distribución de las dosis haya sido sumamente injusta, cobrándose miles de vidas. El informe de Naciones Unidas afirma que, hasta junio, se administraron alrededor de 68 inyecciones de vacunas por cada 100 personas en Europa y América del Norte, en comparación con menos de dos en África subsahariana. “Los más pobres y vulnerables continúan corriendo un mayor riesgo de infectarse por el virus y han sido los más afectados por las consecuencias económicas”, destacó Zhenmin.
Ante este escenario, los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible se han visto truncados. El estudio aborda todas las aristas del problema, pero hace hincapié en la pobreza, la degradación medioambiental y el aumento de la desiguadlad de género. Sobre este último punto, el documento resalta que durante la pandemia de COVID-19 la violencia contra las mujeres y las niñas se ha intensificado. Asimismo, se espera que aumente el matrimonio infantil y las mujeres han sufrido una parte desproporcionada de la pérdida de puestos de trabajo y mayores responsabilidades de cuidado en el hogar.
Por otra parte, el informe analiza los desafíos climáticos y de biodiversidad que la pandemia ha dejado. Al respecto, la investigación confirma lo que agencias de la ONU como la Organización Meteorológica Mundial han estado dando la alarma: la desaceleración económica en 2020 hizo poco para frenar la crisis climática, que continúa en gran medida sin cesar. Las concentraciones de los principales gases de efecto invernadero siguieron aumentando, mientras que la temperatura media mundial se situó alrededor de 1,2° centígrados por encima de los niveles preindustriales, peligrosamente cerca del umbral de 1,5 ° establecido en el Acuerdo de París. El mundo también se quedó corto en los objetivos de 2020 para detener la pérdida de biodiversidad y la reversión de los 10 millones de hectáreas de bosque que se perdieron cada año, entre 2015-2020.
El panorama se ve poco alentador. Sin embargo, pese a que las cifras expuestas en el informe son preocupantes, también se destacan historias de resiliencia, adaptabilidad e innovación durante la crisis, que indican que es posible un futuro mejor. A pesar de todo, hay indicios de que los países están tomando medidas en el marco de sus planes de recuperación, que podrían mejorar la acción de los Objetivos, y que los próximos 18 meses son críticos. Según el informe, para volver a encarrilar la Agenda 2030, los gobiernos, las ciudades, las empresas y las industrias deben utilizar la recuperación para adoptar vías de desarrollo bajas en carbono, resilientes e inclusivas que reducirán las emisiones de carbono, conservarán los recursos naturales y crearán mejores empleos, avanzar en la igualdad de género y abordar las crecientes desigualdades.
“Estamos en una coyuntura crítica de la historia de la humanidad. Las decisiones y acciones que tomemos hoy tendrán consecuencias trascendentales para las generaciones futuras. Las lecciones aprendidas de la pandemia nos ayudarán a enfrentar los desafíos actuales y futuros”, instó Zhenmin. El subsecretario general explicó que los próximos meses determinarán si la crisis del COVID-19 sirve como una "llamada de atención muy necesaria".