Boston Consulting Group (BCG) realizó en otoño del pasado año, una investigación en 4 países europeos que contó con la participación de 4.000 profesionales, con el objetivo de entender cuáles eran las características más valoradas en los líderes actuales. El estudio se realizó a través de una encuesta en octubre de 2020 en Alemania, España, Francia y Reino Unido. El análisis de los resultados ha sido realizado por BCG y complementado con una treintena de entrevistas tanto a profesores como a investigadores expertos en liderazgo, miembros de la Asociación Francófona de Gestión de Recursos Humanos.
Este estudio reveló que la consideración, la empatía y la escucha son las cualidades más apreciadas en un buen líder citadas por todos los encuestados, independientemente de la nacionalidad o edad. La primera conclusión de esta investigación revela que, para todos los encuestados, las capacidades orientadas a la gestión de personas son las más valoradas en este contexto.
Así, la consideración (37%), la empatía (33%), la capacidad de escuchar (31%), la atención al desarrollo de los miembros del equipo (29%) y la capacidad de cuestionarse a sí mismo encabezan la lista de las 16 características mencionadas en el cuestionario sobre el líder ideal. Por su parte, habilidades estratégicas como la capacidad de dar sentido (17%), la capacidad de establecer prioridades (14%) y tener en cuenta las necesidades de los clientes (14%) fueron las menos mencionadas por los participantes.
La investigación muestra que existen tres tipos principales de cualidades de liderazgo en las empresas: estratégicas (head), humanísticas / relacionadas con la gestión de personas (heart) y de ejecución / consecución de resultados (hands). Según Boston Consulting Group (BCG), las organizaciones en proceso de transformación tradicionalmente se centran en cualidades estratégicas (69%), luego en la consecución de resultados (44%) y finalmente en los factores relacionados con las personas (25%). Sin embargo, actualmente, la estrategia y la visión ya no son suficientes para impulsar el compromiso y crear valor, las expectativas de los empleados con respecto al liderazgo han cambiado.
Otro importante aspecto a resaltar es que la necesidad de un líder centrado en las personas y cercano a los equipos también emergió como una de las conclusiones. Esto fue expresado de forma casi idéntica por todas las nacionalidades y generaciones, y no sólo por los más jóvenes. Según el 36% de los encuestados, el fortalecimiento de la cohesión de los equipos será el principal reto de los líderes en los próximos años, por delante de cuestiones a largo plazo como la innovación y la tecnología digital.
La pandemia supuso un desafío mayor para las personas que ocupaban cargos de liderazgo y debieron gestionar diferentes aspectos en sus compañías. Sobre este punto, para el 65% de los profesionales encuestados, los líderes empresariales han estado a la altura del desafío desde el comienzo de la pandemia. Esto es especialmente cierto en el Reino Unido (71%) y Alemania (66%), mientras que el 63% de los franceses y el 60% de los españoles se declaran satisfechos.
Sin embargo, en estas circunstancias, el estudio muestra dos cualidades adicionales que son esenciales en un líder: la adaptabilidad y la capacidad de gestionar la incertidumbre, así como la capacidad de comunicar activa y abiertamente las decisiones tomadas y la situación financiera de la empresa. Otro importante dato que se desprende de la investigación es que sólo el 13% de los no directivos encuestados aspira a dirigir un equipo en 2021. Esta cifra no ha variado en varios años, lo que refleja una cierta incomodidad en el modelo organizativo empresarial y el liderazgo.
Finalmente, el 64% de las y los trabajadores piensa que la capacidad de convertirse en líder se puede adquirir parcialmente y el 24% piensa que se puede adquirir totalmente, siendo los alemanes los que muestran el mayor porcentaje. Los ingleses, en cambio, son los más inclinados a pensar que hay algo innato en el liderazgo (15% frente al 11% de media).
En este sentido, las instituciones de enseñanza superior también tienen un papel relevante transmitiendo a los estudiantes que las habilidades soft, como la capacidad de escuchar, el respeto y la empatía, son tan valiosas como las habilidades hard. Las empresas se beneficiarían al reconocer y promocionar a los empleados que demuestran cualidades humanas, en lugar de centrarse únicamente en su rendimiento estratégico o técnico.