Sin dudas cuidar la salud de las personas es hoy la prioridad de la mayoría de los Estados. La pandemia de la COVID-19 ha dejado expuesta la importancia de tener sistemas sanitarios sólidos y políticas públicas que protejan la vida. La pandemia es un claro ejemplo de los complejos vínculos existentes entre el medio ambiente, nuestros sistemas sociales y nuestra salud.
Según un informe publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente: “Healthy environment, healthy lives: how the environment influences health and well-being in Europe” (Medio ambiente saludable, vidas saludables: la influencia del medio ambiente en la salud y el bienestar en Europa) una proporción significativa de la mortalidad en Europa sigue siendo atribuida a la contaminación ambiental derivada de la actividad humana.
Si bien hay esfuerzos en detener el cambio climático y en general, se aprecian mejoras en el estado del medio ambiente en Europa, el informe indica que son necesarias medidas contundentes para proteger a las personas más vulnerables de la sociedad, ya que la pobreza se asocia con frecuencia a una vida en malas condiciones ambientales y con mala salud. Es decir, la problemática medioambiental va de la mano de la social. El tratamiento de estas conexiones debe formar parte de un enfoque integrado para lograr una Europa más inclusiva y sostenible.
El informe, que se basa en gran medida en datos de la Organización Mundial de la Salud sobre las causas de muerte y enfermedad, subraya hasta qué punto la calidad del medio ambiente en Europa juega un papel decisivo a la hora de determinar nuestra salud y nuestro bienestar. El mismo, pone de relieve cómo las carencias sociales, los hábitos poco saludables y los cambios demográficos en Europa influyen en la salud ambiental, afectando más fuertemente a los más vulnerables.
Virginijus Sinkevičius, Comisario Europeo de Medio Ambiente, Océanos y Pesca de la Comisión Europea, explica “Existe una relación evidente entre el estado del medio ambiente y la salud de la población. Todos debemos comprender que al cuidar de nuestro planeta no solo estamos salvando ecosistemas, sino también vidas, especialmente las de los más vulnerables. La Unión Europea es fiel a este enfoque y mediante la nueva Estrategia sobre Biodiversidad, el Plan de Acción de la UE para la Economía Circular y otras iniciativas futuras se encuentra en vías de crear una Europa más resiliente y saludable para los ciudadanos de la Unión y de terceros países.”
La pandemia ha sido una nueva señal de alarma que nos ha llevado a tomar conciencia de la relación existente entre nuestros ecosistemas y nuestra salud, así como de la necesidad de enfrentarnos a los hechos: el modo en que vivimos, consumimos y producimos son perjudiciales para el clima y afectan negativamente a nuestra salud.
Por su parte, Hans Bruyninckx, Director de la Agencia Europea del Medio Ambiente, afirma que” Si bien se aprecian mejoras en el estado del medio ambiente en Europa y un enfoque claro en el Pacto Verde para un futuro sostenible, el informe indica que son necesarias medidas contundentes para proteger a las personas más vulnerables de la sociedad, ya que la pobreza se asocia con frecuencia a una vida en malas condiciones ambientales y con mala salud. El tratamiento de estas conexiones debe formar parte de un enfoque integrado para lograr una Europa más inclusiva y sostenible”.
Las principales conclusiones a las que arriba el informe son
El informe subraya que es necesario un enfoque integrado de las políticas medioambientales y sanitarias para afrontar los riesgos ambientales, proteger a los más vulnerables y maximizar los beneficios que la naturaleza ofrece en apoyo de la salud y el bienestar. Una mejor gestión de las políticas públicas, la creación de más espacios verdes y la disminución de la contaminación son parte esencial de la solución.
Garantizar una naturaleza sana es un mecanismo clave para la salud pública, ya que reduce las enfermedades y promueve el bienestar. Las soluciones ecológicas ofrecen un triple efecto beneficioso para la salud, la sociedad y el medio ambiente. Los ecosistemas acuáticos, conocidos como espacios azules, y los espacios verdes de calidad en las zonas urbanas favorecen a la salud y el bienestar.
Los espacios verdes y azules refrescan las ciudades durante las olas de calor, alivian las inundaciones, reducen la contaminación acústica y promueven la biodiversidad urbana. Durante la pandemia de la COVID-19, muchos expertos han observado una revalorización de los beneficios para la salud mental y el bienestar del acceso a los espacios verdes y azules, especialmente en las zonas urbanas.
Dentro de la UE, el Pacto Verde Europeo representa un cambio fundamental que marca el camino en la agenda política europea y establece una estrategia sostenible e inclusiva para mejorar la salud y la calidad de vida de las personas, así como el cuidado de la naturaleza, sin dejar a nadie detrás. Ocuparnos de la salud del planeta es también ocuparnos de la salud de las personas.