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La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó un informe que analiza las estrategias de recuperación que están adoptando diferentes ciudades del mundo tras la pandemia. El mismo afirma que se está produciendo una transformación urbana hacia un modelo de ciudades inteligentes, verdes e inclusivas.

La pandemia de coronavirus y la nueva normalidad a la que estamos asistiendo nos ha impulsado a repensar casi todos los planos de nuestra existencia. Nuestros hábitos, costumbres, modos de consumir y hasta de vincularnos. En este contexto, el urbanismo no es la excepción. Las ciudades del mundo deben adoptar estrategias de recuperación a largo plazo que las transforme en urbes inteligentes, verdes e inclusivas para hacer frente a la crisis desencadenada por la COVID-19. Esta es una de las conclusiones del informe Cities Policy Responses’ que ha publicado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

La pandemia y sus consecuencias han motivado a las ciudades del mundo a replantearse cómo ofrecen sus servicios, planifican su espacio y reanudan su crecimiento económico. Conceptos como “economía circular”, “Objetivos de Desarrollo Sostenible”, “urbanismo táctico” o "ciudad de los 15 minutos" (los servicios básicos como trabajo, sanidad, tiendas, cultura u ocio se localizan a menos de 15 minutos de nuestros hogares) son clave en este contexto, según este estudio de la OCDE donde se actualizan las respuestas locales para contener la propagación del virus, proteger a sus ciudadanos y reforzar sus economías.

Aziza Akhmouch, responsable de la División de Ciudades, Políticas Urbanas y Desarrollo Sostenible de la OCDE y miembro del Consejo de Estrategia de Fundación Aquae, explica que “hasta cierto punto, la vida después de la COVID-19 será la vida con la COVID-19, de ahí la necesidad de reconstruir las ciudades a largo plazo, basándose en un nuevo enfoque de los espacios urbanos que tenga más en cuenta las diferentes necesidades y los cambios en la movilidad y accesibilidad a los servicios. Esta crisis puede brindar una oportunidad única para que los habitantes de las ciudades y los planificadores urbanos reconsideren drásticamente, desde cero, su paradigma de consumo, producción y viajes”.

Además de realizar un minucioso análisis, el informe realizado por la OCDE sugiere una seriede recomendaciones orientadas a la acción para ayudar a las urbes a ser más resilientes, más ecológicas, circulares e inteligentes.  Dentro de estas se destaca que la digitalización, que ha sido clave para responder a la emergencia de la pandemia, seguirá siendo un elemento indispensable en esta “nueva normalidad” y muchas ciudades ya están asentando y expandiendo estas herramientas inteligentes que nos facilitan la vida.

Por una recuperación “verde”

El informe afirma que a esta recuperación “inteligente” se suma la recuperación “verde”: la pandemia representa una clara oportunidad para que las urbes hagan más ecológica su economía. Menciona especialmente que el llamado ‘efecto Greta’ (de la activista medioambiental sueca Greta Thunberg) y el ‘efecto Zoom’ (del proveedor de videoconferencias que antes de la pandemia tenía unos 10 millones de usuarios diarios y que ahora registra más de 300 millones de usuarios) han acelerado la conciencia ambiental de los ciudadanos, que ven como algo muy positivo la transición hacia una economía circular. Tras la COVID-19 han surgido diferentes iniciativas medioambientales a nivel local, con especial énfasis en la movilidad urbana sostenible y la eficiencia energética.

En abril Fundación Aquae analizó cómo el confinamiento en España generó entre el 16 de marzo y el 12 de abril un descenso medio del 55% en los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) en las 15 ciudades más pobladas de nuestro país. Un ranking encabezado por Palma de Mallorca, Alicante, Las Palmas, Valencia, Vigo y Barcelona.  En relación al transporte por carretera, en las ciudades que estuvieron confinadas se registró un descenso del 50-75% y de hasta el 95% en la congestión del tráfico en las horas punta y, aunque estas reducciones ya se han revertido en muchas de estas urbes, esta experiencia ha motivado a muchas administraciones locales a buscar una movilidad urbana más limpia. Muchas ciudades también están repensando la organización de su espacio público, incluyendo el cierre permanente de carreteras o la reserva de espacios públicos para vehículos compartidos o eléctricos.

La nueva normalidad se presenta entonces, como una gran oportunidad para re pensar nuestras ciudades y el modo de habitarlas con mayor consciencia y compromiso medioambiental.

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