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El Fondo Verde para el Clima (GCF, por sus siglas en inglés) se creó para apoyar los esfuerzos de los países en desarrollo por limitar o reducir sus emisiones y ayudarlos a adaptarse a los efectos del cambio climático. Diseñado para ser un mecanismo de financiación de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), es una institución jurídicamente independiente, con una secretaría designada y una junta que fiscaliza las decisiones de entrega de financiación, que funciona bajo la orientación y supervisión de la Conferencia de las Partes (COP) de la CMNUCC. España, que forma parte del mismo desde su creación en 2010, aportará 150 millones de euros en el periodo 2019-2023.

"Las empresas no pueden tener éxito en un planeta que fracasa". Así empezó su intervención Yannick Glemarec, director ejecutivo de este Fondo, durante su intervención el pasado mes de octubre en un encuentro con participantes de más de un centenar de países durante la Conferencia de Inversión Privada por el Clima celebrada en Corea. "Las empresas no pueden permitirse el lujo de ser pasivas sobre el cambio climático", dijo Glemarec. "Porque, en última instancia, todas las inversiones se verán afectadas por el riesgo climático". Aunque advirtió que el cambio climático sin trabas "pone en peligro la seguridad y los medios de vida económicos de cientos de miles de millones de personas", el director ejecutivo del habló positivamente sobre las oportunidades comerciales que acompañará el surgimiento de una economía global baja en carbono y resistente al clima.

Según dice en su página web, "dada la urgencia y la seriedad de este desafío, el Fondo tiene el mandato de hacer una contribución ambiciosa a la respuesta global unida al cambio climático". Fue establecido por los 194 países que son parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en 2010, como parte del mecanismo financiero de la Convención. Su objetivo es proporcionar cantidades iguales de fondos para la mitigación y la adaptación, a la vez que se guía por los principios y disposiciones de la Convención.

GCF lanzó su movilización inicial de recursos en 2014, y rápidamente consiguió el compromiso de los países de aportar 10.300 millones de dólares. Estos fondos provienen principalmente de países desarrollados, pero también de algunos países en desarrollo, regiones y una ciudad (París).

Sus actividades están alineadas con las prioridades de los países en desarrollo a través del principio de apropiación del país, y el Fondo ha establecido una modalidad de acceso directo para que las organizaciones nacionales y subnacionales puedan recibir financiamiento directamente, en lugar de hacerlo solo a través de intermediarios internacionales. El Fondo presta especial atención a las necesidades de las sociedades que son altamente vulnerables a los efectos del cambio climático, en particular los Países Menos Desarrollados (PMA), los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) y los Estados africanos.

El objetivo del GCF es catalizar un flujo de financiación climática para invertir en un desarrollo de bajas emisiones y resistente al clima, impulsando un cambio de paradigma en la respuesta global al cambio climático. Las inversiones del Fondo pueden ser en forma de donaciones, préstamos, patrimonio o garantías.

GCF invierte en actividades de adaptación y mitigación en los países en desarrollo, gestionando una cartera de proyectos implementada por sus organizaciones asociadas, conocidas como entidades acreditadas. las carac

Las inversiones están destinadas a lograr el máximo impacto en el mundo en desarrollo, apoyando cambios de paradigma tanto en mitigación como en adaptación. El Fondo busca un equilibrio 50/50 entre las inversiones de mitigación y adaptación a lo largo del tiempo. También contempla hasta un 50 por ciento de la asignación de adaptación para países particularmente vulnerables, incluidos los países menos adelantados (PMA), los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) y los estados africanos.

El Fondo tiene capacidad para interactuar directamente con los sectores público y privado en inversiones transformadoras sensibles al clima. El GCF se relaciona directamente con el sector privado a través de su Fondo del Sector Privado (PSF). Como parte de su marco innovador, tiene la capacidad de soportar un riesgo significativo relacionado con el clima, lo que le permite apalancar y acumular financiamiento adicional. Ofrece una amplia gama de productos financieros que incluyen donaciones, préstamos en condiciones favorables, deuda subordinada, capital y garantías. Esto le permite satisfacer las necesidades del proyecto y adaptarse a contextos de inversión específicos, incluido el uso de su financiación para superar las barreras del mercado para la financiación privada. El GCF reconoce la necesidad de garantizar que los socios de los países en desarrollo ejerzan la propiedad de la financiación del cambio climático y la integren en sus propios planes de acción nacionales. Los países en desarrollo designan una Autoridad Nacional Designada (NDA) que actúa como la interfaz entre su gobierno y el GCF, y debe aprobar todas las actividades del proyecto GCF dentro del país. Este enfoque impulsado por el país garantiza que las actividades del GCF operen en armonía con las prioridades nacionales.

 

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