El concepto de resiliencia aplicado a la emergencia climática tiene tres componentes principales: la mitigación, la adaptación y la transformación. Es importante comprender que la adaptación tiene unos límites y esto en la cuestión de la emergencia climática es muy importante, pues si la adaptación no va acompañada de la mitigación, que es la verdadera solución a la crisis climática, solamente es una forma de ganar tiempo (que no es poco); aunque al mismo tiempo el sistema se va acercando al límite de su capacidad de mantenerse en buenas condiciones. Esto tiene mucha relación con una reflexión que nos gusta hacer sobre la sostenibilidad y los límites del crecimiento económico: la eficiencia en la adaptación sin límites que permitan la mitigación no tiene sentido, pues sólo con la eficiencia seguimos aumentando el consumo de recursos de forma indefinida, hasta que se agotan, claro.