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Los inversores necesitan tener en cuenta tres aspectos para gestionar bien las inversiones sostenibles y ofrecer mejores resultados a sus clientes. Nosotros las llamamos las "3 P" (en inglés): filosofía, personas y procesos (philosophy, people and process). Las empresas deben operar desde el principio con la convicción sistémica de que invertir de forma sostenible permite mejorar el rendimiento de la cartera. Esta filosofía debe extenderse a toda la organización, desde el análisis a las inversiones y a la gestión de carteras.
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La empresa se posiciona como una de las tres del sector energético en Europa con una mejor valoración en sus políticas y desempeño ESG (por las siglas en inglés de medioambiente, social y buen gobierno), según los últimos resultados de la evaluación elaborada por Moody’s, la agencia internacional de evaluación de riesgos.
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Representantes de la OCDE, Boston Consulting Group, Ecoalf y la Fundación Microfinanzas BBVA han debatido e intercambiado experiencias en un evento moderado por la Fundación SERES y clausurado por el Secretario General Iberoamericano (SEGIB), Andrés Allamand. Durante el encuentro, los expertos afirmaron que 4 billones de dólares anuales podrían cerrar las brechas de inclusión y sostenibilidad en 10 años.
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El tema del voluntariado está íntimamente ligado a los ESG de las empresas. Esto ya es una realidad. Su relevancia para la “S” en diversidad, inclusión y, en el ámbito Empresarial, incorporar en los empleados un valor de empresa que no basta con que la empresa haga bien lo que hace, sino también con hacer el bien al mundo, es una de las tareas que las Organizaciones del Tercer Sector pueden aportar a través del Voluntariado Corporativo. Se crea un círculo virtuoso: la empresa, por poder contar con la experiencia del tercer sector en la "S" en la elaboración de actividades y acciones, y las organizaciones, por poder ampliar la capilaridad de sus causas, tomando sus temas propietarios a más personas.
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En su primera reunión anual, el Clúster de Impacto Social -liderado por Forética y compuesto por más de 50 empresas- ha desarrollado su sexta edición abordando las implicaciones para las compañías de los avances regulatorios europeos en materia de debida diligencia, taxonomía social o reporte de sostenibilidad.
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Esta ha sido una de las principales conclusiones que se desprendió del evento organizado por la Fundación máshumano, en el cual se analizó el impacto de la desglobalización, la economía y el marco legal en la gestión de personas y el futuro de las organizaciones. Íñigo Sagardoy, presidente de Sagardoy Abogados y de la Fundación máshumano destacó el cambio en el orden de prioridades que se está viviendo en la gestión de personas dentro de las compañías.
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Un ciclo consiste en una serie de fases que se suceden en un mismo orden, hasta llegar a un estado a partir del cual vuelven a repetirse. Las circunstancias por las que se producen estas fases son distintas, así como el contexto y los actores que los protagonizan, pero por lo general se pueden sacar una serie de lecciones que sirven para entender lo que sucede en el futuro. En economía, los ciclos comienzan con una fase de expansión, seguido de auge, recesión, depresión para, tras recuperarse, volver a comenzar con la expansión. Un ciclo largo consta de distintos ciclos cortos que suelen durar entre 3 y 5 años. Vamos camino de cinco años desde que se comenzase a generalizar lo relacionado con la sostenibilidad en el sector financiero.
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Toda crisis es una oportunidad para ser un poco peores. La crisis energética, la post-pandemia, la contaminación, el calentamiento global, la escasez alimentaria. Todo son excusas perfectas para la búsqueda del beneficio a toda costa, porque los tiempos están muy difíciles, y las florituras y los adornos nos pueden salir muy caros. Es una cuestión de supervivencia. Hacer que prime la ética sobre la rentabilidad puede ser mortal. El anterior puede parecer un discurso irónico, pero, lamentablemente, no lo es para todos. Es un discurso que roza la realidad para mucha gente y que le parece sensato y realista a mucha otra. Quizás la última frase pueda sonar más dura, pero temo que refleja el sentir de muchas empresas. Y si no el sentir, sí el actuar.
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La “S” de la tríada ESG ha cobrado mayor importancia en la agenda de sostenibilidad corporativa en el último tiempo. En este contexto y, sumado a los avances regulatorios en Europa, la acción empresarial en materia social se ha transformado cualitativamente. Con el objetivo de abordar este nuevo escenario, Forética ha organizado la primera edición del “Foro Empresarial DEI – Diversidad, Equidad e Inclusión”, en el que se presentó el informe “El factor social de la ESG. El papel de la taxonomía social de la UE en la estrategia de las empresas”, que analiza las iniciativas, acciones y compromisos más relevantes a nivel global vinculadas a la integración de los factores sociales desde el ángulo empresarial.
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El objetivo de esta iniciativa es poder hacer un seguimiento de las principales tendencias que se generen en materia de ESG (medioambiente, social y buen gobierno), así como formular recomendaciones tanto a empresas como a legisladores y reguladores. Para ello, EY fue la firma que ha contribuido al análisis de la situación en esta materia con la elaboración de un detallado estudio disponible en la web del Círculo sobre el tsunami regulatorio que vivimos en esta materia. Según el mismo, la empresa española obtiene, a día de hoy, una nota por encima de la media europea en los aspectos medioambientales, una nota media en la gobernanza y una nota por debajo de la media en los aspectos sociales.
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La evidencia ha demostrado que un proyecto empresarial que cumpla los criterios ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo (ESG por sus siglas en inglés), cada vez tiene más opciones de ser rentable, o al menos, de generar la confianza para conseguir un préstamo y salir adelante. En un artículo publicado recientemente, BBVA presenta algunas claves para comprender cómo se financia el desarrollo sostenible.
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El directivo se encargará de continuar desarrollando la Responsabilidad Social Corporativa como un pilar fundamental del accionar global de la compañía que busca alinear la estrategia inherente a su actividad con el propósito de ayudar a paliar la escasez de talento y profesionalizar el mercado español.
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Los aspectos ESG se han posicionado como un elemento prioritario en la mayoría de las organizaciones, independientemente del sector, tamaño o geografía donde desarrollen su actividad. Consciente de ello, BDO, una de las mayores firmas globales de servicios profesionales, ha publicado recientemente una guía en la que analiza los principales retos a los que se enfrentan las organizaciones en su camino hacia la integración de los aspectos ESG en sus modelos de gestión. Según la investigación, estos desafíos se resumen en: estrategia, cumplimiento normativo, disponibilidad de conocimiento especializado y reporting (interno y externo).
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La sostenibilidad solía estar desconectada de las decisiones empresariales importantes y sólo giraba en torno a la minimización de los riesgos para la seguridad o la reputación de la empresa. Esos días han quedado atrás. Actualmente, las empresas de todo el mundo han aumentado su atención a las cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza (ASG). La consultora global Strategy& ha publicado un informe con los resultados de su encuesta anual sobre el rol de las y los directores de empresas, en el cual afirma que el Director de Sostenibilidad (dirse) puede marcar la diferencia en una compañía. En esta nueva investigación, los expertos afirman que la opinión del dirse es cada vez más relevante, no sólo en materia de cumplimiento, sino también de RRHH, estrategia y finanzas.
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