Los equipos de trabajo de las empresas están habituados a escuchar sobre criterios ESG, de RSC, RSE o los ODS, pero en muchas ocasiones, salvo los departamentos creados al efecto, desconocen cómo es el proceso para implementar, por ejemplo, una estrategia de Responsabilidad Social Corporativa.
RSC es el compromiso de mejora social, económica y medioambiental de las compañías, tanto desde el punto de vista de su organización interna, como en su relación con los agentes externos. La IA son aplicaciones tecnológicas que mejoran el rendimiento y la productividad de la empresa mediante la automatización de procesos que antes requerían la intervención humana. Visto así, ¿cómo pueden complementarse dos conceptos tan diferentes?
Los equipos de trabajo de las empresas están habituados a escuchar sobre criterios ESG, de RSC, RSE o los ODS, pero en muchas ocasiones, salvo los departamentos creados al efecto, desconocen cómo es el proceso para implementar, por ejemplo, una estrategia de Responsabilidad Social Corporativa.
Cualquier diseño de plan estratégico pasa por un primer paso que es el diagnóstico de la situación, o dicho de una manera más práctica: cómo se encuentra la salud de la compañía. Para ello se analizan las áreas clave que contienen datos socioeconómicos, éticos y medioambientales, se identifican los problemas o necesidades de la compañía asociados a estas áreas, así como los códigos éticos que funcionan y, por tanto, pueden considerarse modelos a seguir.
En este punto, cualquier actividad que conlleve análisis e identificación es susceptible de aplicación de IA para procesar grandes cantidades de datos de manera eficiente y rápida. De esta manera, tareas que antes se consideraban tediosas y que requerían una gran cantidad de tiempo, las empresas las pueden solventar rápidamente y de forma extremadamente rigurosa.
¿Qué ocurre con el paso siguiente? Este se podría concretar en el diseño de un documento de principios rectores y código de conducta. En general, estos principios suelen recoger líneas de actuación específicas relacionadas con la transparencia, financiación, forma de producción en las cadenas de suministros y normas éticas sobre igualdad, derechos humanos, sostenibilidad y prácticas contra la corrupción y soborno. Cada compañía debe tener un código ético diseñado a medida que se base en la filosofía de la empresa.
Sin embargo, como avisó la propia UNESCO, hay que velar por la aplicación de la tecnología humanizada, puesto que se plantean dilemas éticos que podrían surgir del potencial que tienen los sistemas basados en IA para reproducir prejuicios, contribuir a la degradación del clima y amenazar los derechos humanos.
En el caso de Convertia, firma de soluciones tecnológicas que ofrece propuestas transformadoras en marketing y ventas, hemos fijado unos principios básicos, a través de políticas de empresa, atendiendo a criterios RSC y estrategias de sostenibilidad / ESG: Política de Derechos Humanos, Política Medioambiental, Política Acoso Laboral, Política Anticorrupción, Política No Discriminación, Política Trabajo Infantil, Política Trabajo Forzado, Código de Conducta Clientes y Proveedores, Código de Conducta Empleados y Directivos.
Cada apartado está integrado por los objetivos perseguidos, los principios, el contenido, la normativa aplicable, pero también las acciones específicas para su aplicación, así como la actualización y aprobación.
Por otra parte, en Convertia nos hemos comprometido con la Agenda 2023 adoptada por la Asamblea General de la ONU, implementando diferentes iniciativas entre las que se encuentran las siguientes:
Con todos estos planes, se pretenden reflejar los valores y filosofía empresariales que, además, permitirán una mejor captación y retención del talento dentro de la compañía.
Uno de los últimos pasos, pero no por ello menos importante, dentro de un plan estratégico de RSC es la medición del impacto de las iniciativas propuestas. Aquí vuelve a acudir la IA en ayuda de la empresa para cuantificar, no sólo datos en tiempo real sobre el valor social y medioambiental creado, también para informar sobre el impacto en los resultados de la compañía y mitigar los riesgos reputacionales que puedan surgir. Esto brinda mayor rigurosidad y transparencia frente a los grupos de interés de la compañía y aumenta la confianza en la estrategia de RSC de la empresa.
Conclusión
Aun siendo la Responsabilidad Social Corporativa un área de actuación que parece completamente opuesta a la aplicación de una tecnología innovadora como puede ser la IA, las compañías pueden ver mejorados considerablemente sus procedimientos de análisis y reporte de datos, la automatización de procesos, su fortalecimiento reputacional, así como la previsión y mitigación de riesgos, la customer experience y el desarrollo sostenible en todos los procesos y productos.
En definitiva, la IA se ha transformado en un partner fiable de las compañías, desempeñando un papel esencial para el buen funcionamiento de las mismas, tanto a nivel social, económico y ambiental.