Este hombre fue un famoso faraón del siglo XIV aC, al que se le ocurrió la brillante, destelleante y resplandeciente idea dedecretar el incremento de la presencia del dios Atón en el panteón egipcio. Bueno, lo cierto es que la incrementó tanto que dejó de existir espacio para otros dioses. De esta forma, durante su mandato el culto egipcio pasó a ser monoteísta, Amenhotep se cambió el nombre a Akenatón (el elegido de Atón), y un montón de sacerdotes (los heraldos de los dioses “expulsados”), se vieron en el paro de forma irremediable.
Sin entrar en más detalles, diré que los sacerdotes, el pueblo y hasta los camellos de los establos intrigaron para que la muerte de Akenatón pareciera un accidente y, poco a poco, se volviera al régimen anterior, con muchos y variados dioses a los que rezar.
Cuando decidí dedicar parte de mi tiempo a escribir en Diario RSE y en mi blog personal sobre lo que mola la sostenibilidad, GoodbyeMrBurns, tenía la intención de no posicionarme políticamente, pero resulta que es imposible. Mientras allí me esfuerzo por haceros ver que no hay que renunciar a la riqueza de las empresas para alcanzar un mundo mejor, va Soria y le pega uno de los golpes más importantes al sector de la sostenibilidad en este país. El Consejo de Ministros ha aprobado el impuesto al Sol, que nos aleja de un sistema sostenible mejor para el consumidor y para el planeta, en favor de sus coleguitas: las empresas eléctricas. Antepone el capital al medio ambiente, pero de una forma tan descabellada como dantesca. No es que sea el ejemplo de una empresa viejuna, es que realmente es unHelloMrBurns de los buenos. Ni el malvado personaje creado por Matt Gröening idearía algo así.
Mirad lo que se decía antiguamente: Vamos a comprar el pan y estamos en la cola. Alguien dice en voz alta: ¿Ha vuelto a subir el pan? Madre de Dios, dentro de poco nos cobran por respirar. Era una exageración que ponía de manifiesto una locura como cobrarnos un recurso natural para explicar que todo subía de precio. Y lo explico como parte del pasado porque, señoras y señores, ese momento, en España, ha llegado. La luz del Sol nos cuesta dinero.
El real decreto, vomitado por Soria hace unos meses y aprobado a toda prisa por el Consejo de Ministros hace unos días, se ideó como medida preventiva del autoconsumo, tal vez a raíz de la aparición en el mercado de las baterías Tesla, sobre las que ya hablé aquí.
En un acto sin precedentes en el mundo, en un mal chiste que causa que una vez más seamos un hazmerreír de país, se aplican en la factura una serie de cargos a las personas que opten por el autoconsumo, que hacen imposible que uno tome esta alternativa. Nada de paneles solares, nada de baterías Tesla. La que lían los gobernantes, pensaba yo.
Pero, ¿por qué? ¿De qué clase de inesperada estupidez se vio afligido el equipo de Soria para llegar hasta el finalcon semejante proposición? No sé muy bien lo que será, pero desde luego que estupidez, lo que se dice estupidez, no es.Vamos con unos datos que casi parecen sacados de las intrigas de la Casa Lannister, pero que son cosas que están pasando aquí y ahora. Agárrate, nene:
grupo empresarial
principal accionista
Estado
ficha por Red Eléctrica Española
procuradora de Endesa
a esposa de Soria
punto positivo
no se puede parar
el antiguo modelo industrial se marchita
Te lo estamos gritando al oído, Soria.
Los antiguos egipcios nos enseñaron qué hacer con el que juega con el Sol, al que ellos llamaron Atón. Pero como vivimos unos cuantos siglos más adelante en el tiempo, tenemos que usar otras vías, aunque nos sobren las ganas de caer en violentos antiquismos.
Un buen número de organizaciones ecologistas, sociales, empresariales y de consumidores ya han puesto el grito en el cielo. Por ejemplo, Greenpeace y la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltáica están colaborandopara denunciar públicamente el desastre que supone este freno a las renovables. Se espera una denuncia ante la Comisión Europea, y se están estudiando otras alternativas para parar este sinsentido. Y si no, siempre nos quedarán las antorchas, los rastrillos y azadones . . .
El Ministro de Turismo, Industria y Energía ha contagiado al país de (P)Soriasis, de forma soterrada, en la sombra. Mientras levanta su cortina de humo particular tranquilizando al populacho con el asunto Volkswagen (siempre enfocado desde un punto de vista económico y laboral), nos pega una puñalada con el impuesto al sol. Soriasis, amigos, una enfermedad que altera nuestro aspecto, nos hace parecer más sucios y apestados, pero que sobre todo nos avergüenza. Ironías de la vida: la cura para la Soriasis es un buen baño de sol.