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Muchas empresas han dado pasos significativos hacia la inclusión de personas con discapacidad en el entorno laboral en los últimos años y lo han hecho adoptando políticas más abiertas, que hacen que la palabra “diversidad” esté cada vez más presente en los lugares de trabajo.
La accesibilidad como pieza clave de las empresas inclusivas

Sin duda alguna, este compromiso merece ser reconocido. Sin embargo, los datos nos recuerdan que, a pesar de los avances, aún queda mucho por hacer para que la accesibilidad sea una realidad plena, más allá de la intención de una parte del tejido empresarial por mejorar la equidad en el empleo.

Esto se puede observar en el informe Motivaciones y expectativas sobre el mercado laboral de las personas con discapacidad, elaborado por Fundación Randstad junto a Randstad Research, del que se desprende que el 51% de las personas con discapacidad ha renunciado a solicitar un empleo debido a barreras de accesibilidad en el proceso de selección. Un dato especialmente revelador, ya que nos habla de limitaciones que ocurren antes incluso de que se evalúe el talento, el potencial, la actitud y todas las cualidades que hacen que una persona encaje en un puesto de trabajo. Esto quiere decir que, muchas veces, las barreras en el trabajo comienzan en los canales que deberían facilitar el acceso a él.

El análisis también apunta que el 78% de los encuestados vive los prejuicios o la falta de confianza por parte de los empleadores como uno de los principales desafíos en el ámbito laboral. Esta percepción pone aún más en evidencia que la inclusión debe ser también cultural, que es necesario cambiar la forma de ver el talento y que no basta con adaptar el espacio para que el entorno laboral sea accesible a todas las personas. Y es que el 63% de las personas con discapacidad encuestadas se ha enfrentado a entrevistas de trabajo no adaptadas, el 61% ha tenido dificultades con plataformas de empleo inaccesibles, y el 56% ha encontrado problemas para llegar al lugar de trabajo por falta de transporte adaptado. Incluso dentro de las empresas, el 43% indica que los espacios laborales no están preparados para recibirles.

Todo esto nos habla de una falta de sistematización en las medidas de accesibilidad, que muchas veces dependen de la sensibilidad individual y no de una estrategia corporativa pensada para que el acceso al empleo sea natural y no se sienta como un reto diario.

En Fundación Randstad tenemos claro que la accesibilidad es una condición básica para que el talento pueda desplegarse. Lo que se traduce en una plataforma de empleo que permita navegar con lectores de pantalla; en una entrevista que se adapta al ritmo y a las necesidades de cada candidato; en un espacio de trabajo que contempla la diversidad como parte de su diseño. Es, sobre todo, reconocer el valor propio de cada persona y lo que puede aportar a su futuro equipo de trabajo.

Ahora que las palabras diversidad e inclusión están más presentes en el tejido empresarial, creemos que es hora de llevarlas a la práctica con mucho más impulso y en forma de acciones concretas. De esta manera, es necesario revisar los procesos de selección, adaptar las herramientas digitales, diseñar espacios de trabajo inclusivos. Y, sobre todo, es necesario cambiar la mirada y confiar, porque la discapacidad es una dimensión más de esa diversidad que nos enriquece.

Desde Fundación Randstad seguiremos impulsando este cambio mediante la promoción de una accesibilidad real y pensada para cada profesional. Porque creemos en un futuro donde todas las personas tengan las mismas oportunidades de demostrar lo que valen. Y porque sabemos que ese futuro sólo será posible si pasamos del compromiso a la acción, apostando por el talento inclusivo y proporcionándole las herramientas para que pueda demostrar todo su valor.

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