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¿Cómo crees que estos retrocesos impactan en el mundo corporativo?

En un entorno corporativo global como el nuestro, estos debates, afortunadamente, ya no tienen cabida. En Allianz Partners, la igualdad de oportunidades y la conciliación no son solo principios, sino realidades respaldadas por iniciativas sólidas como Equal Pay, nuestro Plan de Igualdad transversal – cofirmado y de obligado cumplimiento –, y certificaciones de referencia como EFR o EDGE.

Dicho esto, no podemos ignorar que en sectores donde la diversidad y la inclusión no están tan arraigadas, el contexto socioeconómico y político actual puede generar incertidumbre. ¿El riesgo? Que se frenen las oportunidades de crecimiento profesional para las mujeres, que se agrande la brecha salarial, o que se debiliten derechos fundamentales como la maternidad y la flexibilidad laboral. También podríamos enfrentarnos a una pérdida de talento femenino que impacte directamente en la innovación y la creatividad, dos motores clave para el éxito de cualquier empresa.

Por eso, es imprescindible seguir avanzando. No podemos dar por sentados los logros alcanzados; debemos reforzarlos y ampliarlos para garantizar que la igualdad sea, de verdad, el estándar en todas las organizaciones.


Qué estrategias podemos adoptar para proteger y fortalecer los derechos conquistados?

Es clave adoptar estrategias que no solo los protejan y fortalezcan, sino que los amplíen.

Para empezar, necesitamos un marco legal sólido y actualizado. No basta con tener leyes; hay que asegurarse de que se cumplan. Las empresas, las instituciones y la sociedad en general deben entender que la igualdad no es negociable y que se encuentra al margen de cualquier cambio socioeconómico y político. 

La educación es otro pilar fundamental. Si desde pequeños aprendemos a valorar la diversidad y a rechazar la discriminación, estaremos sentando las bases de un futuro más justo. Y no hablo solo de la escuela; también las empresas y los medios de comunicación tienen un papel clave en sensibilizar y visibilizar realidades diversas.

Por supuesto, la sociedad tiene que seguir jugando un papel protagonista. Los avances que hemos logrado no han venido de la nada; han sido el resultado del esfuerzo de millones de personas y organizaciones que han alzado la voz a lo largo de los años. Debemos seguir apoyando estos movimientos y generar espacios de diálogo reales con las instituciones para que las políticas públicas respondan a las necesidades de todos.

En el mundo laboral, las empresas tienen que comprometerse más allá de las palabras. La inclusión y la equidad salarial no son tendencias, son derechos. Es hora de que todas las organizaciones adopten políticas claras de diversidad y se aseguren de que sus equipos reflejen la sociedad en la que vivimos.

También es fundamental garantizar una representación diversa en todos los ámbitos de poder. La igualdad real pasa por ver a mujeres, personas racializadas, LGTBIQ+, con discapacidad, en puestos de liderazgo. 

La tecnología también puede ser una gran aliada. Hoy en día, los datos nos permiten medir desigualdades, detectar sesgos y crear herramientas más inclusivas. Pero, ojo, también puede ser un arma de doble filo si no la usamos con responsabilidad.

Y, sobre todo, tenemos que estar muy alerta ante cualquier intento de retroceso. El auge de discursos de odio y la desinformación son amenazas reales. No podemos permitir que nos hagan retroceder en derechos que nos ha costado décadas conquistar.

La igualdad y la diversidad no son una moda ni un privilegio, son la base de una sociedad más justa, más innovadora y humana. No se trata solo de proteger lo que tenemos, sino de seguir avanzando.

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Opinión#8M2025

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