En Linkedin abundan. Son las noticias relacionadas con sostenibilidad que utilizan las empresas para destacar su trabajo y promover su reputación. Pero: ¿Cuántas de estas noticias son intenciones y cuántas son realmente acción?
Mi experiencia como Consultor Internacional en Comunicación Sostenible, me ha enfrentado con este dilema en muchas oportunidades. Cuando empiezo a revisar la trayectoria de las empresas en España y América Latina, comienzo a indagar con mayor profundidad y puedo identificar la diferencia entre las obligaciones legales y las prácticas realmente integrada en la operación de una empresa.
Por ejemplo, cuando en una estrategia de comunicación corporativa abundan los índices, datos y estudios, nos damos cuenta de lo exitosos que resultan como recursos para comunicar la sostenibilidad. Sin embargo, tras las cifras no muchas veces logramos apreciar el impacto real o de qué manera una empresa afecta positivamente en el entorno.
En el caso de las iniciativas medioambientales creo que este ejemplo se evidencia con más frecuencia. Esto se traduce en centrar la comunicación en los resultados de su operación: reducción de emisiones, reciclaje, huella de carbono, por poner algunos casos.
La Sostenibilidad es acción en las empresas, cuando estas son capaces de demostrar el impacto real en personas más que en procesos. Soy más afín a esas noticias en donde veo historias de vida, progreso de comunidades, ejecución de obras, iniciativas de educación.
Las acciones sin duda alguna dejan una huella imborrable, si las empresas logran enfocarse con fuerza en la dimensión social de la sostenibilidad, a veces olvidada y disfrazada de caridad.
¿Qué sería de una empresa sin sus proveedores? ¿Qué sería de una empresa sin su entorno? ¿Qué sería de una empresa sin su validación social? Creo que en los tiempos que vive el mundo, la consistencia de las acciones debiese ser el norte de la sostenibilidad corporativa y el horizonte para aportar en un desarrollo sostenible ejemplar.
Esto implica dejar de mirar adentro de la organización y poner el foco fuera de ella. Si al interior de la empresa somos capaces de fomentar la cultura corporativa e involucramos a los colaboradores en este tipo de iniciativas, será mucho más sencillo mirar alrededor de los públicos estratégicos y hacerlos parte de esta cruzada.
Soy un convencido que esta es la manera de seguir dejando huella. Desde pequeño aprendí que las palabras se las llevaba el viento y eran los hechos los que marcaban para siempre. Espero que lo que aprendí hace varios años se transforme en una constante.
