Las carreras STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) son aquellas relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Abarcan campos diversos que cubren desde los ámbitos más fundamentales como la biología, la geología, la química, la física o las matemáticas, hasta los más aplicados como las Ingenierías de cualquier tipo tales como la informática, industriales, telecomunicaciones, aeroespacial, etc.; pasando por las carreras del sector biosanitario como medicina o enfermería. Estas carreras presentan una serie de ventajas para aquellos que las cursan: alta empleabilidad (Las carreras con menos paro en España | Sociedad (expansion.com)), salarios más altos, versatilidad y actualidad de los temas que tratan. Asimismo, al tratarse de ámbitos que se encuentran en constante desarrollo, la motivación es continua a lo largo de toda la carrera profesional.
A pesar de todas las ventajas que presentan la presencia de la mujer en carreras STEM es significativamente menor que en otras ramas del conocimiento donde el porcentaje de mujeres iguala o supera al de hombres. Esta brecha es especialmente dramática en el caso de ciertas ingenierías, como Ingeniería Informática, Ingeniería de Telecomunicaciones o Ingeniería Mecánica, donde la presencia de la mujer apenas llega al 10 o 15 %. Por poner un ejemplo concreto en la Universidad Politécnica de Madrid, la universidad de enseñanzas técnicas con mayor número de estudiantes, el número de mujeres matriculadas está en torno al 29 % del total. Dentro de esta universidad, las titulaciones relacionadas con la arquitectura son las que tienen una mayor presencia femenina (en torno al 60 %), seguidas de las titulaciones relacionadas con la agricultura (en torno al 50 % de mujeres) y edificación (37 %). En el otro extremo se encuentran las titulaciones de Informática y Telecomunicaciones en las que la presencia femenina apenas llega al 15 %.
Las causas de esta desigualdad, esta brecha de género que encontramos en las carreras STEM, son diversas siendo la más importante los estereotipos de género que existen en la sociedad en general, y en los hogares en particular, acerca de qué carreras son más apropiadas para las mujeres y cuales no lo son. Todavía hoy en día, en pleno siglo XXI, hay alumnas que cuando muestran su interés por una carrera STEM reciben de vuelta argumentos poco motivadores como, por ejemplo, ser carreras “de chicos” o ser carreras “muy difíciles”, como si la mujer fuera realmente un ser intelectualmente inferior al hombre. No es extraño que en la sociedad, y particularmente en las estudiantes, hayan calado estos mensajes teniendo en cuenta la opinión que tenían de la mujer grandes filósofos y pensadores desde hace siglos (30 frases machistas y misóginas de grandes filósofos y pensadores | Mirador de Atarfe). En las aulas se observa con frecuencia como las alumnas, a pesar de que en promedio presentan mayor capacidad de trabajo y perseverancia que sus compañeros, tienen una peor percepción de sí mismas mostrando más inseguridades y mayor “Síndrome del Impostor” que sus compañeros varones.
Para combatir estos estereotipos, y esta falta de representación femenina en ciertas carreras STEM, es necesario que se implanten políticas y programas de apoyo a las niñas y mujeres, como el programa Mujer e Ingeniería de la Real Academia de Ingeniería Portada - Mujer e Ingeniería (mujereingenieria.com) o el programa STEM Talent Girl de la fundación ASTI cuyos objetivos son motivar a niñas y adolescentes en vocaciones STEM y acompañar e impulsar las carreras profesionales de mujeres en este ámbito a través de programas de mentoring. Asimismo, con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, el 11 de Febrero, las universidades y centros de investigación del país cuentan con numerosas iniciativas en las que se organizan actividades tales como charlas en los Institutos de Educación Secundaria o Jornadas especializadas dirigidas a la divulgación de estas áreas de conocimiento entre las jóvenes estudiantes.
Afortunadamente, cada vez se encuentran más ejemplos y referentes femeninos en el campo científico/tecnológico como Margarita del Val o Isabel Solá, divulgadoras científicas como Lucía Galán (Lucía mi pediatra), Marian García (boticariagarcia) o Clara Grima, así como cargos públicos con perfil STEM, como Angela Merkel (química cuántica), Diana Morant (ingeniera de telecomunicación) o Ursula Von Der Leyen (médica).
Confiemos en que las iniciativas mencionadas surtan efecto y dentro de unos años ya no sea necesario seguir hablando de este tema. De esta forma, podremos aprovechar todo el talento femenino, que actualmente se está perdiendo en estos sectores y que constituye un 50 % de la población.
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