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En el artículo “¡Peligro!: Presentes pero ausentes” escrito por la Sra. Ángela Méndez y publicado en Expansión y Empleo, se pone de manifiesto el coste en la productividad que supone el absentismo emocional como consecuencia muchas veces de un ambiente de trabajo pésimo.

 

Xavier Dueñas

Xavier DueñasEn el artículo “¡Peligro!: Presentes pero ausentes” escrito por la Sra. Ángela Méndez y publicado en Expansión y Empleo, se pone de manifiesto el coste en la productividad que supone el absentismo emocional como consecuencia muchas veces de un ambiente de trabajo pésimo.

 

Según un estudio realizado por Lotfi El-Ghandouri, fundador del Grupo Creative Society, hay varios tipos de absentismo emocional. Uno en el que el trabajador, de forma consciente, no rinde y pasa los días haciendo lo mínimo porque está enfadado o desilusionado con su empresa, y esta actitud se convierte en una forma de castigar a la compañía y a la dirección. Por otro lado, también hay una variedad que surge, no por maldad, sino por incapacidad o inseguridad del trabajador. El empleado se siente superado por sus obligaciones, no sabe cómo afrontarlas y esto le genera una ansiedad que se traduce en bajo rendimiento. A estos se suman los profesionales que, ante la falta de atención y de flexibilidad por parte de la compañía, usan el absentismo como una forma para conseguir un equilibrio entre vida laboral y personal.”

Al parecer son muchas las empresas que no han aprendido de los errores del pasado y no logran comprender que la mayor productividad se logra desarrollando un buen clima laboral a través de la gestión responsable de recursos humanos.

Intentemos imaginar lo que puede pasarnos si intentamos sentarnos en una “silla de cuatro patas” a la que alguién ha decidido arrancarle una pata…..seguramente perderíamos el equilibrio y acabaríamos en el suelo, ¿verdad?…. Es fácil adivinar que en la vida de cualquier persona “las cuatro patas de la silla” son los elementos (familia, deporte, amigos, ocio, estudios…..) que nos ayudan a mantener ese equilibrio, y que la responsabilidad de la empresa en la gestión de los recursos humanos es fortalecer ese equilibrio y fomentar la confianza a través de la transparencia y la coherencia de los sistemas que deben de ser diseñados con respeto e imparcialidad.

Así mismo, conviene recordar que tan importante como es la responsabilidad de la empresa, también los es la responsabilidad del propio empleado:

Nekane Rodríguez (directora general de Creade Lee Hecht Harrison), considera que la responsabilidad del propio empleado es fundamental: “Cada uno debe reflexionar y decidir qué quiere hacer. En ningún caso se debe caer en la mediocridad y dejarse contagiar por las actitudes y comentarios de otros. Aunque sólo sea por egoísmo personal siempre hay que dar lo mejor de uno mismo. Eso permanecerá en su currículo profesional y personal”.

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