
Casi 700.000 personas con discapacidad trabajan o buscan empleo en España, lo que equivale al 2,9% de la población activa, según detalla Funcas basándose en cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, esta fotografía esconde una realidad preocupante: la mayoría del colectivo en edad laboral —1,95 millones de personas entre 16 y 64 años— permanece fuera del mercado de trabajo.
La distancia respecto a la población sin discapacidad es considerable. Mientras la tasa de actividad general se aproxima al 78%, en el caso de las personas con discapacidad apenas alcanza el 35%. Y la brecha se ensancha de forma notable en el tramo de 45 a 64 años, donde la participación cae con fuerza, reflejando tanto barreras estructurales como prejuicios persistentes.
Funcas recuerda, con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad que se celebra el próximo 3 de diciembre, que la inclusión laboral no solo mejora la autonomía y la calidad de vida de quienes forman parte del colectivo, sino que también permite que la sociedad aproveche plenamente sus capacidades y talento.
El informe subraya además la gran diversidad interna del colectivo: diferencias por sexo, edad, tipo y grado de discapacidad, y sus efectos sobre la participación laboral. La prevalencia de la discapacidad en edades activas es ligeramente superior en hombres (6,9%) que en mujeres (5,5%), aunque esta brecha se reduce a medida que avanza la edad. Por tramos, la presencia de discapacidad pasa del 2,7% entre los 16 y 24 años, al 3,3% entre los 25 y 44, hasta casi un 10% en el grupo de 45 a 64 años.
Los obstáculos para acceder al empleo no se explican solo por las limitaciones funcionales: factores organizativos, culturales y de accesibilidad siguen condicionando tanto la entrada como la permanencia en el mercado laboral. Y las diferencias según el tipo de discapacidad son marcadas. Funcas señala que las personas con discapacidad auditiva presentan una tasa de actividad relativamente alta (61%), muy próxima a la de la población sin discapacidad. En cambio, las discapacidades mentales e intelectuales muestran niveles mucho más bajos (27% y 34%, respectivamente), mientras que las discapacidades físicas se sitúan en un punto intermedio. El grado de discapacidad también es determinante: cuando alcanza el 75% o más, la actividad cae hasta el 11%.
Las desigualdades se trasladan asimismo a los salarios. Según el INE, las personas asalariadas con discapacidad perciben de media el 81% del salario anual de quienes no tienen discapacidad, una brecha que se reduce entre la población más joven. Un dato llamativo es que la brecha salarial de género —medida por hora trabajada— es menor dentro del colectivo con discapacidad y prácticamente desapareció en 2022, siempre según los datos analizados por Funcas.
En un día dedicado a reivindicar derechos y visibilizar obstáculos, el análisis pone sobre la mesa una conclusión clara: España aún tiene un largo camino para garantizar una inclusión laboral plena, efectiva y sostenida en el tiempo.