
Según el informe “Vivir la desigualdad 2025” de Oxfam Intermón, ocho de cada diez personas en España reconocen vivir en un país profundamente desigual. Aun así, más del 60% confía en que esta realidad puede revertirse si se aplican políticas valientes y redistributivas. El estudio, basado en más de 4.000 entrevistas, muestra que la percepción de desigualdad convive con una sensación extendida de vulnerabilidad económica y malestar social.
Pese al crecimiento económico y al aumento del empleo, muchas personas siguen sin poder cubrir necesidades básicas. Tres de cada diez aseguran que sus ingresos no les permiten llevar una vida digna, mientras que el 45% afirma verse afectado por la crisis de la vivienda. “En un país donde más del 60% de quienes no tienen una casa en propiedad creen que nunca podrán acceder a una, la desigualdad se ha vuelto estructural”, señala Ernesto García López, coordinador del informe.
La vivienda, el mayor foco de desigualdad
El acceso a una vivienda digna se convierte, por primera vez, en la principal causa de desigualdad percibida en España, incluso por encima de la economía. El 73% de las personas inquilinas dice sentirse directamente afectada por la crisis habitacional, frente al 33% de quienes poseen una vivienda.
La brecha es especialmente profunda entre la juventud: solo el 14,4% de las personas sin propiedad cree posible comprar una casa en el futuro. Entre los jóvenes de clase alta, el 72% espera recibir ayuda familiar para acceder a una vivienda; entre los de bajos ingresos, más del 60% ve esa posibilidad como lejana o imposible.
Ingresos que no alcanzan y empleos cada vez más frágiles
A pesar de las mejoras laborales recientes —como la subida del salario mínimo o la reforma laboral—, la precariedad sigue instalada en muchos hogares. El 37% de la población afirma necesitar un segundo empleo para llegar a fin de mes, aunque no puede compatibilizarlo. Cuatro de cada diez no se pueden permitir unas vacaciones al año y el 40% carece de ahorros para cubrir un gasto imprevisto de 600 euros.
“Los apuros siguen siendo el día a día de miles de familias. Se cronifican los recortes en alimentación, ocio o servicios básicos como dentista o fisioterapia”, añade García. Las desigualdades golpean con más fuerza a mujeres, jóvenes y personas racializadas: más de una de cada cuatro personas racializadas no puede comprar medicamentos, y el 60% de las mujeres ha tenido que reducir su gasto en ocio y cultura.
Educación, salud y cuidados: los nuevos ejes de vulnerabilidad
El 56% de la población valora positivamente su salud física y mental, aunque una de cada cuatro personas reconoce que deja de ir al dentista por motivos económicos. De igual forma, el 52% afirma haber querido continuar su formación, pero no pudo hacerlo por falta de recursos, una situación que afecta sobre todo a mujeres y personas con menores ingresos.
El informe muestra que el 73% de la ciudadanía cree que el sistema fiscal español no distribuye bien la riqueza y casi seis de cada diez opinan que las grandes fortunas y empresas pagan poco. Además, cuatro de cada diez señalan a las administraciones públicas como responsables de la persistencia de las desigualdades, aunque también las identifican como actores clave para revertirlas.
Medidas urgentes para un cambio estructural
Las personas encuestadas destacan tres ámbitos prioritarios de acción: garantizar el acceso a una vivienda digna, mejorar los salarios y la calidad del empleo, y reforzar servicios públicos como la sanidad y la educación.
Desde Oxfam Intermón, se propone además fortalecer la protección social, abordar de forma integral los cuidados, garantizar derechos en materia migratoria y avanzar hacia un sistema fiscal más progresivo.
“La desigualdad no es solo una percepción, es una estructura que moldea la vida cotidiana. Pero también puede transformarse si existe voluntad política. Escuchar a la ciudadanía es el primer paso para actuar con justicia”, concluye Ernesto García López.