
Reducir la huella de carbono del transporte aéreo corporativo es el objetivo de la nueva alianza entre BBVA e Iberia. El banco se ha incorporado al Círculo SAF (Sustainable Aviation Fuel), una comunidad de empresas comprometidas con el desarrollo del combustible sostenible para la aviación, con el fin de avanzar hacia un modelo más limpio y responsable.
Según informa Iberia, el proyecto busca acelerar la transición energética del sector aéreo mediante la compra, por parte de las empresas adheridas, de una cantidad de combustible sostenible equivalente a un porcentaje de su huella de carbono derivada de los vuelos de negocio y de carga. De esta forma, las compañías contribuyen a la reducción global de emisiones del sector y compensan parte de sus emisiones de alcance 3, es decir, aquellas asociadas a su actividad indirecta.
Como miembro del Círculo, BBVA podrá reducir en un 30% las emisiones generadas por sus vuelos corporativos realizados con Iberia, dentro de la categoría 6 del alcance 3, correspondiente a los desplazamientos de empleados por motivos de trabajo.
“La adhesión al Círculo SAF de Iberia supone dar un paso más en la gestión de nuestra huella de carbono a la vez que apoyamos los esfuerzos de descarbonización del sector de la aviación”, señaló Leonardo Pereyra, responsable de Impacto Directo en el área de Sostenibilidad de BBVA. “Este tipo de alianzas son fundamentales para avanzar en la transición energética”, añadió.
El combustible sostenible utilizado por Iberia, certificado conforme a los criterios de sostenibilidad de la Directiva Europea de Energías Renovables (RED II), procede del aceite de cocina usado (UCO), un residuo orgánico que permite reducir significativamente las emisiones. Para calcular la reducción efectiva, se han empleado datos reales de consumo por ruta y tipo de avión, aplicando los factores de conversión establecidos por el Department for Environment, Food & Rural Affairs (DEFRA UK).
El SAF (Sustainable Aviation Fuel) se considera actualmente la única alternativa viable para disminuir las emisiones del sector aéreo junto con la modernización de las flotas. Puede producirse a partir de residuos agrícolas o forestales (bioSAF), o bien a partir de hidrógeno renovable y dióxido de carbono capturado del aire o de procesos industriales (e-SAF).
Según la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA), este tipo de combustible puede reducir hasta en un 80% las emisiones de gases de efecto invernadero durante todo su ciclo de vida, desde la obtención de la materia prima hasta la combustión en vuelo. Además, su producción impulsa la economía circular, la gestión sostenible de residuos y la creación de empleo en zonas rurales, contribuyendo a fijar población y generar riqueza local.
Otra de sus ventajas es que no requiere modificaciones técnicas en los motores de los aviones ni en las infraestructuras aeroportuarias, lo que facilita su adopción progresiva. Con esta alianza, BBVA reafirma su liderazgo en sostenibilidad y su compromiso con la descarbonización global, apoyando la innovación y la cooperación empresarial para construir un futuro más verde también en los cielos.