El documento reconoce progresos importantes: la mortalidad materna se redujo un 40% desde el año 2000, las niñas tienen hoy mayores probabilidades que los niños de terminar la escuela y casi un centenar de países eliminaron leyes discriminatorias en los últimos cinco años. Además, en aquellos lugares con marcos legales y sistemas de protección sólidos, la violencia en la pareja es 2,5 veces menor.
No obstante, los retos siguen siendo enormes. Si no se actúa con urgencia, en 2030 aún habrá 351 millones de mujeres y niñas en situación de pobreza extrema. El informe también señala que en 2024 hubo 64 millones más de mujeres que de hombres con inseguridad alimentaria, y que 676 millones viven cerca de zonas de conflicto, la cifra más alta desde los años noventa.
La exclusión de las mujeres de los espacios de decisión es otra de las alarmas: apenas ocupan el 27% de los escaños parlamentarios y el 30% de los cargos directivos. De seguir así, la igualdad en liderazgo político y empresarial tardaría un siglo en hacerse realidad. “El cambio es posible, pero requiere voluntad política y determinación para garantizar los derechos de las mujeres y su empoderamiento de una vez por todas”, declaró Sarah Hendriks, directora de Políticas de ONU Mujeres, en entrevista con Noticias ONU.
La directora ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous, remarcó que invertir en igualdad no solo es justo, sino rentable: cerrar la brecha digital de género podría sacar a 30 millones de mujeres de la pobreza extrema y sumar 1,5 billones de dólares al PIB mundial en 2030. En la misma línea, Li Junhua, secretario general adjunto de la ONU para Asuntos Económicos y Sociales, advirtió que “los costos del fracaso son inmensos, pero también lo son los beneficios de la igualdad de género”.
El informe subraya que acelerar la acción en cuidados, educación, empleo verde y protección social permitiría reducir en 110 millones el número de mujeres en pobreza extrema hacia 2050, generando beneficios acumulados de 342 billones de dólares.
La publicación coincide con el 80º periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU y con los 30 años de la Plataforma de Acción de Beijing, un marco histórico que sigue siendo referencia en materia de igualdad. El mensaje es claro: la equidad entre mujeres y hombres no es una opción ideológica, sino una condición imprescindible para lograr la paz, el desarrollo sostenible y la garantía de los derechos humanos.