Publicado el
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó esta semana de que más de mil millones de personas en el mundo padecen algún trastorno de salud mental, siendo la ansiedad y la depresión los más comunes. Según sus últimos informes, estas afecciones suponen no solo un enorme sufrimiento humano, sino también un alto coste económico global: cerca de un billón de dólares al año.
Cuidar la salud mental, condición para un futuro sostenible

Urge invertir en salud mental: más de mil millones de personas viven con trastornos, advierte la OMS. Aunque se han reforzado políticas y programas en varios países, la agencia sanitaria insiste en que la inversión sigue siendo insuficiente. En promedio, apenas el 2% del presupuesto total de salud pública se destina a este ámbito, y las diferencias entre países son marcadas: mientras los Estados de renta alta invierten unos 65 dólares por persona, los de ingresos bajos apenas llegan a 0,04.

Los informes La salud mental mundial hoy en día y Atlas de salud mental 2024 —publicados por la OMS— destacan que los trastornos mentales constituyen la segunda causa de discapacidad prolongada, reducen años de vida saludable, aumentan los gastos de atención sanitaria y profundizan las pérdidas económicas. El suicidio, además, continúa siendo una realidad dramática: en 2021 provocó unas 727.000 muertes en todo el mundo y es una de las principales causas de fallecimiento entre la juventud.

En cuanto a la respuesta institucional, el Atlas muestra que, desde 2020, se ha avanzado en políticas y planes, pero menos de la mitad de los países cuentan con legislaciones plenamente alineadas con los derechos humanos. Asimismo, la atención sigue centrada en hospitales psiquiátricos, con ingresos prolongados y en muchos casos sin consentimiento del paciente, mientras que la atención comunitaria todavía es minoritaria.

Un aspecto positivo es la creciente integración de la salud mental en la atención primaria y en la respuesta a emergencias, donde más del 80% de los países ofrecen apoyo psicosocial. También ha mejorado la disponibilidad de telemedicina, aunque el acceso sigue siendo desigual.

Salud mental y sostenibilidad: un vínculo ineludible

Hablar de salud mental es también hablar de desarrollo sostenible. El bienestar psicológico es esencial para garantizar sociedades más equitativas, inclusivas y resilientes. La Agenda 2030 lo reconoce como parte integral del derecho a la salud y del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 3, que busca garantizar vidas saludables y promover el bienestar en todas las edades. Sin una adecuada atención a la salud mental, resulta imposible avanzar en educación de calidad, igualdad de género o reducción de desigualdades. Además, los entornos laborales sostenibles y las comunidades capaces de enfrentar la crisis climática requieren ciudadanos con acceso a cuidados integrales de salud mental, un factor que debe incorporarse de manera prioritaria en las políticas de transición ecológica y social.

En este contexto, la OMS subraya la necesidad urgente de situar la salud mental en el centro de las agendas políticas y de aumentar de forma sustancial los recursos financieros, humanos y legislativos destinados a este ámbito.

¡Comparte este contenido en redes!

Este sitio utiliza cookies de terceros para medir y mejorar su experiencia.
Tu decides si las aceptas o rechazas:
Más información sobre Cookies