En un contexto tan complejo y devastador como el de Gaza, donde millones de personas sufren las consecuencias de un conflicto prolongado, las organizaciones humanitarias reiteran una advertencia clara: la ayuda debe mantenerse bajo una dirección neutral, independiente y basada en criterios técnicos y humanitarios. Según señala Acción contra el Hambre, presente en la zona desde hace más de dos décadas, existen al menos cinco motivos fundamentales que explican por qué este principio no puede ser vulnerado.
1. Principios humanitarios no negociables
La base de toda actuación humanitaria se sostiene en cuatro principios fundamentales: humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia. Cualquier intento de desviar la ayuda hacia estructuras no regidas por estos valores compromete su eficacia y legitimidad. “Llevamos 20 años trabajando en Gaza estrictamente bajo los principios humanitarios”, afirma Natalia Anguera, responsable de Operaciones en Oriente Medio de la organización. “No respaldamos ni respaldaremos mecanismos que no los respeten”, remarca.
2. Criterios de vulnerabilidad frente a intereses políticos
Frente a propuestas que pretenden condicionar la entrega de ayuda por intereses ajenos a las necesidades reales de la población, las organizaciones humanitarias defienden evaluaciones rigurosas que prioricen a quienes más lo necesitan. Mujeres embarazadas, personas con discapacidad, menores no acompañados y personas mayores son algunos de los grupos que podrían quedar fuera de la asistencia si se suprimen los mecanismos de análisis y consulta comunitaria. “La ausencia de este enfoque puede generar desigualdad en el acceso a recursos básicos”, alerta Anguera.
3. Respuesta integral a una crisis multidimensional
El reparto de alimentos, por sí solo, no es suficiente. La situación en Gaza requiere una respuesta multisectorial que incluya nutrición, agua potable, higiene, medios de vida y transferencias económicas. Desde octubre de 2023, Acción contra el Hambre ha prestado asistencia a más de un millón de personas, integrando distintos tipos de ayuda para abordar las múltiples capas de vulnerabilidad que afronta la población.
4. Coordinación como herramienta de eficacia
El trabajo conjunto con Naciones Unidas, donantes, ONG locales e internacionales y proveedores privados permite optimizar recursos y evitar duplicidades. La acción coordinada no solo mejora la cobertura y calidad de la asistencia, sino que permite adaptar las estrategias a medida que evoluciona la crisis. “Todas trabajamos de forma conjunta para no dejar a nadie atrás”, señala Anguera.
5. La ayuda debe ir a las personas, no al revés
Con corredores humanitarios extremadamente limitados, centralizar la distribución puede agravar los riesgos para la población civil. Muchas personas no pueden desplazarse por razones físicas, de seguridad o económicas. “La ayuda debe llegar allí donde están las personas, no obligarlas a jugarse la vida para alcanzarla”, enfatiza Acción contra el Hambre.
En momentos de extrema urgencia, como el que se vive actualmente en Gaza, la fidelidad a los principios humanitarios no es un lujo, sino una necesidad. Tal como advierten desde la organización, cuestionar los mecanismos existentes puede poner en peligro vidas humanas y socavar décadas de experiencia acumulada en la respuesta a crisis complejas. La sostenibilidad de la acción humanitaria pasa por garantizar su independencia.