Según el informe "Panorama Laboral 2024" de la OIT, el 47,6% de los trabajadores en la región se encuentra en condiciones de informalidad, una situación que impacta directamente en la estabilidad económica y social. La falta de acceso a derechos laborales, como la seguridad social y la protección contra despidos injustificados, genera condiciones de mayor vulnerabilidad, especialmente para mujeres y jóvenes.
La publicación advierte que la participación de las mujeres en el mercado laboral sigue siendo significativamente menor que la de los hombres: mientras que la tasa de participación masculina alcanza el 74,3%, la femenina se mantiene en apenas 52,1%. Además, las mujeres continúan percibiendo un 20% menos de salario en promedio por el mismo trabajo, lo que refleja una persistente brecha salarial de género.
"Las desigualdades de género en el empleo no solo afectan a las mujeres, sino que limitan el crecimiento económico de toda la región. Es fundamental que se implementen políticas que promuevan la equidad salarial y el acceso a empleos formales para garantizar un desarrollo sostenible e inclusivo", señaló Gerson Martínez, especialista regional en economía laboral de la OIT.
Si bien la tasa de desempleo juvenil disminuyó levemente de 14,5% en 2023 a 13,8% en 2024, sigue siendo casi tres veces mayor que la de los adultos. Esta situación evidencia la dificultad que enfrentan las personas jóvenes entre 15 y 24 años para acceder a trabajos formales y bien remunerados. La alta informalidad y la baja generación de empleo continúan limitando sus oportunidades de inserción en el mercado laboral.
"Es urgente desarrollar estrategias que faciliten el acceso de la juventud a empleos de calidad. Esto implica reforzar la educación técnica y profesional, así como promover sistemas de cuidado que permitan una mayor participación laboral femenina", agregó Martínez.
Otro elemento clave que se desprende de la investigación es que las brechas entre las zonas urbanas y rurales también siguen siendo una barrera para el acceso equitativo al trabajo. En 2024, la tasa de ocupación urbana alcanzó el 59,1%, superando los niveles previos a la pandemia, mientras que en las zonas rurales se mantuvo en 52,3%, por debajo de los registros de 2019. Esta desigualdad evidencia la necesidad de fortalecer políticas que impulsen el empleo formal en el sector rural.
Cinco años después de la pandemia, el mercado laboral en América Latina y el Caribe ha mostrado signos de recuperación, pero las deficiencias estructurales persisten. La precarización del trabajo, la falta de oportunidades para mujeres y jóvenes, y la informalidad siguen impidiendo un desarrollo económico y social sostenible.
Para 2025, se espera un crecimiento económico del 2,5% en la región, pero la OIT advierte que sin políticas laborales inclusivas y sostenibles, las mejoras seguirán siendo insuficientes. "Es fundamental consolidar los avances alcanzados e impulsar una mayor formalización del empleo a través del diálogo social y el fortalecimiento de los derechos laborales", concluyó Ana Virginia Moreira Gomes, directora regional de la OIT para América Latina y el Caribe.