En un contexto de creciente complejidad económica, climática y social, la ciudadanía española está reclamando algo más que promesas: pide acciones tangibles, liderazgos coherentes y empresas que asuman un rol activo en la regeneración del sistema. Así lo evidencia el estudio “Propósito y liderazgo transformador. La opinión de la ciudadanía y los nuevos modelos de empresa”.
Un sistema que ya no convence
Los resultados del informe son elocuentes: el sistema económico y social actual apenas alcanza una nota media de 4,2 sobre 10. Aunque se ha detectado un leve descenso en la crítica ciudadana respecto a años anteriores, tres de cada cuatro personas siguen considerando necesaria una transformación profunda. Las preocupaciones se reparten en tres grandes áreas —económica, social y ambiental— siendo la lucha contra la corrupción y la evasión fiscal (65,4 %), el cuidado de la salud física y mental (63,8 %) y la lucha contra la pobreza y la desigualdad (59,2 %) los temas más señalados por la población.
Liderazgo transformador: de la teoría a la esperanza
Frente a este escenario, un 67 % de la población cree que un nuevo tipo de liderazgo empresarial puede contribuir a regenerar el sistema, haciéndolo más justo y sostenible. Este liderazgo, denominado “transformador”, se caracteriza por cuatro dimensiones clave: CUIDA (conciencia y coherencia), INSPIRA (innovación y valentía), IMPULSA (flexibilidad y pensamiento crítico) y CATALIZA (empoderamiento y escucha).
Entre ellas, la dimensión CUIDA es la mejor valorada por la ciudadanía, con un 39,4 % que la considera prioritaria. Esta dimensión encarna la necesidad de que las empresas asuman un propósito que vaya más allá del beneficio económico: el bienestar de las personas, la protección del entorno y la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Un modelo necesario, pero aún escaso
Aunque casi el 61 % considera necesario que las empresas adopten este tipo de liderazgo, solo el 12,5 % lo percibe en su empresa actual. Esta desconexión revela una oportunidad estratégica para las organizaciones: quienes sean capaces de encarnar un liderazgo coherente, inclusivo y con propósito pueden diferenciarse significativamente, tanto frente a su clientela como ante sus equipos internos.
La percepción de este liderazgo se construye desde múltiples planos: el trato a empleados y clientes, el compromiso con el entorno, la autenticidad de los valores corporativos y la respuesta ante las problemáticas sociales y ambientales son algunos de los aspectos más observados por la ciudadanía. Y este detalle no es menor: según el Edelman Trust Barometer 2024, las empresas son la institución en la que más confía la ciudadanía —por encima de gobiernos y ONGs—, pero también se le exige, cada vez más, valentía a la hora de asumir posiciones frente a los desafíos sociales y ambientales.
La ciudadanía activa, más influyente que nunca
Uno de los hallazgos más reveladores del estudio es la segmentación de la ciudadanía en tres perfiles: activa, convencional e inactiva. La ciudadanía activa —el 24 % de la población— está especialmente comprometida con prácticas sostenibles y representa el grupo más receptivo al liderazgo transformador: un 76,8 % afirma que el hecho de identificar estos valores en una empresa influiría en sus decisiones de consumo.
Este perfil tiene una presencia mayoritaria entre mujeres, personas con estudios universitarios y habitantes de grandes ciudades. Es también el grupo que más se informa, utilizando medios digitales, redes sociales y sitios corporativos para evaluar el impacto real de las organizaciones. Este dato no es menor si recordamos que, según el Purpose Strength Index (Universidad de Navarra), el propósito corporativo es ya un factor determinante para atraer y fidelizar talento joven, especialmente entre la Generación Z y los millennials.
Un reto colectivo
El liderazgo transformador es, como señala el estudio, “una fuerza para el bien” que integra valores, propósito y acción desde dentro y hacia afuera. Para lograrlo, es necesario cultivar una cultura de respeto, fomentar la participación y conectar las estrategias empresariales con las verdaderas preocupaciones de la ciudadanía.
El cambio ya no es una opción, sino una demanda. Las empresas que asuman este nuevo paradigma del liderazgo transformador no solo estarán respondiendo a una exigencia social urgente, sino también construyendo su legitimidad, reputación y resiliencia en un mundo cada vez más consciente, más informado y exigente. La ciudadanía exige un nuevo liderazgo: propósito, transformación y bienestar social.