Publicado el
Resiliencia y gobernanza: dos piezas esenciales para transformar los sistemas alimentarios. Un nuevo estudio de vanguardia, titulado “Gobernanza y resiliencia como puntos de entrada para transformar los sistemas alimentarios en la cuenta atrás hasta 2030”, publicado el pasado 14 de enero en Nature Food revela los avances y retos desde el año 2000, mostrando el camino hacia un futuro sostenible.
Tendencias y desafíos cruciales de los sistemas alimentarios de cara al 2030

En el marco de la publicación del informe “Gobernanza y resiliencia como puntos de entrada para transformar los sistemas alimentarios en la cuenta atrás hasta 2030” en la revista Nature Food, se ha dado a conocer el primer análisis exhaustivo de los cambios en indicadores clave de los sistemas alimentarios desde el año 2000. Esta investigación, realizada por la Iniciativa sobre la Cuenta Atrás de los Sistemas Alimentarios, representa un hito en la evaluación y guía para la transformación global necesaria en estos sistemas.

Lawrence Haddad, Director Ejecutivo de la Alianza Mundial para la Mejora de la Nutrición, destaca que el informe ofrece una combinación de avances esperanzadores y retrocesos preocupantes. Esta dualidad subraya la urgencia de acelerar las acciones hacia la transformación de los sistemas alimentarios para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Entre los hallazgos más relevantes está la interacción inevitable entre objetivos como el empleo, el clima, la nutrición y la seguridad alimentaria, lo que implica una compleja red de compensaciones y sinergias que requieren una gobernanza robusta y datos más precisos para su gestión.

Metodología y Ejes de Análisis

El estudio, coordinado por instituciones como la Universidad Columbia, la Universidad Cornell, la FAO y la Alianza Mundial para la Mejora de la Nutrición, analiza 50 indicadores globales agrupados en cinco temas principales:

  1. Dietas, nutrición y salud.
  2. Medio ambiente, recursos naturales y producción.
  3. Medios de vida, pobreza y equidad.
  4. Resiliencia.
  5. Gobernanza.

De los 42 indicadores con datos disponibles a lo largo del tiempo, 20 han mostrado mejoras significativas. Entre los logros más destacados se encuentran el aumento en el acceso a agua potable de calidad, la mayor disponibilidad de hortalizas y los avances en la conservación de recursos fitogenéticos y zoogenéticos. Estos factores son esenciales para reforzar la capacidad de los sistemas alimentarios frente a crisis climáticas y otros desastres.

Por otro lado, siete indicadores presentan retrocesos importantes, como el incremento de la volatilidad en los precios de los alimentos, el debilitamiento de la responsabilidad gubernamental y una menor participación de la sociedad civil. Estos factores generan incertidumbre y desafían la estabilidad de las políticas en un contexto global cada vez más complejo.

El informe resalta cómo los cambios en ámbitos como la gobernanza o la calidad de las dietas tienen repercusiones en otras áreas, destacando la necesidad de enfoques integrales y multisectoriales. Los casos de estudio en Etiopía, México y los Países Bajos ilustran cómo estas interacciones se manifiestan en diferentes contextos locales, ofreciendo lecciones valiosas para la adaptación y mejora de los sistemas alimentarios a nivel global.

Un Llamado a la Acción Global

Mario Herrero, director del Programa de Sistemas Alimentarios y Cambio Mundial de la Universidad Cornell, subraya que el informe ofrece una guía para maximizar sinergias, gestionar compensaciones y minimizar impactos no deseados. Jessica Fanzo, directora de la Iniciativa Alimentos para la Humanidad de la Universidad de Columbia, enfatiza la urgencia de una reforma integral de los sistemas alimentarios ante la “sindemia” de desnutrición, enfermedades relacionadas con la alimentación y cambio climático. “Este estudio es crucial porque nos permite medir la velocidad del cambio y orientar las acciones necesarias para gestionar lo que medimos”, afirma Fanzo.

Por su parte, José Rosero Moncayo, Director de la División de Estadística de la FAO, destaca la importancia de una hoja de ruta basada en evidencia empírica. A medida que se acortan los plazos para alcanzar los ODS, es imprescindible redoblar los esfuerzos en las áreas con avances positivos y abordar las lagunas existentes, sin perder de vista la interconexión de los sistemas alimentarios.

El informe también plantea la necesidad de ampliar el enfoque más allá de los alimentos destinados al consumo humano, incorporando actividades agroalimentarias como la silvicultura, fibras y biocombustibles. Estos sectores, aunque no alimentarios, tienen un impacto significativo en los resultados sociales y ambientales. Este análisis integral refuerza la idea de que solo a través de datos robustos y una gobernanza eficiente podrá lograrse una transformación sostenible de los sistemas alimentarios, contribuyendo al bienestar global y la resiliencia frente a los desafíos del siglo XXI.

¡Comparte este contenido en redes!

Este sitio utiliza cookies de terceros para medir y mejorar su experiencia.
Tu decides si las aceptas o rechazas:
Más información sobre Cookies