La ciencia y la tecnología desempeñan un papel crucial en el desarrollo sostenible de las naciones. Invertir en investigación y desarrollo (I+D) no solo potencia la búsqueda de soluciones innovadoras a los problemas globales, sino que también fortalece la autonomía de los países, disminuyendo la dependencia de tecnologías y conocimientos externos. Sin embargo, en el contexto global, Iberoamérica enfrenta importantes retos en esta área.
De acuerdo con el informe El Estado de la Ciencia 2024, elaborado por la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT) en colaboración con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y la UNESCO, los países de la región destinaron 166.000 millones de dólares a I+D en 2022. Si bien esto representa un crecimiento del 42% respecto a 2013, equivale apenas al 0,73% del producto bruto regional. En América Latina, esta cifra desciende al 0,56%, siendo Brasil el único país que supera el 1% de su PIB en esta inversión.
Una contribución global limitada
A nivel global, Iberoamérica representa tan solo el 4% de la inversión mundial en I+D, mientras que América Latina contribuye con el 2,5%. Esta participación se ha reducido en la última década debido al crecimiento exponencial de la inversión en países asiáticos, que actualmente concentran el 37,4% del gasto global en I+D. Este desequilibrio subraya la necesidad de redoblar los esfuerzos en la región para competir en el escenario internacional.
A pesar de las limitaciones en inversión, el número de investigadores en Iberoamérica ha crecido significativamente, pasando de 442.835 en 2013 a 642.383 en 2022. La mayoría de ellos (46%) se desempeña en el ámbito de la educación superior, seguido por el sector empresarial (33%) y las instituciones públicas de I+D (19%). Este crecimiento también se refleja en una mayor producción científica: en 2022, los investigadores de la región publicaron más de 198.000 artículos en la base de datos Scopus, con un incremento del 64% respecto a años anteriores. Además, el 35% de estas publicaciones fueron colaboraciones internacionales, destacándose las ciencias físicas como el área de mayor cooperación.
La publicación advierte que uno de los aspectos más críticos en la región es el bajo nivel de patentamiento. En 2022, se registraron solo 1.395 solicitudes de patentes internacionales en América Latina y 3.024 en Iberoamérica a través del Tratado de Cooperación en Patentes (PCT). Además, el 83% de estas solicitudes provinieron de no residentes, principalmente empresas extranjeras. Este dato evidencia la necesidad de fortalecer las capacidades locales en innovación y propiedad intelectual, así como de incentivar el desarrollo de tecnologías propias que respondan a las necesidades específicas de los territorios.
Hacia un futuro sostenible e independiente
El desarrollo científico y tecnológico es un motor clave para el crecimiento económico y social de las naciones. En un mundo cada vez más competitivo, aumentar la inversión en I+D y fomentar la colaboración internacional son acciones imprescindibles para Iberoamérica.
Asimismo, la implementación de políticas efectivas que prioricen la innovación y promuevan la inclusión de las comunidades locales en el desarrollo de soluciones tecnológicas puede marcar la diferencia para superar los desafíos actuales. Este enfoque no solo contribuirá a mejorar la competitividad de la región, sino también a fortalecer su autonomía y sostenibilidad en el largo plazo.
El informe "El Estado de la Ciencia 2024" reafirma la urgencia de cerrar las brechas en inversión y patentamiento, destacando que el avance científico y tecnológico no es solo una opción, sino una necesidad para garantizar el bienestar y la prosperidad de las generaciones futuras.