La educación atraviesa una crisis global que requiere soluciones urgentes y transformadoras. Para abordar este problema de raíz, es imprescindible implementar cambios radicales. Con el objetivo de construir un mundo más pacífico, sostenible y equitativo, António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, ha hecho un llamado a los países para que tomen decisiones trascendentales en materia educativa.
En el marco del Foro Político de Alto Nivel, Guterres participó en un evento enfocado en la transformación de la educación. Durante su intervención, enfatizó la necesidad de una educación inclusiva y de calidad, que prepare a las futuras generaciones para enfrentar los desafíos de un mundo en constante cambio. Este evento se considera un preludio importante para la próxima Cumbre del Futuro, que se celebrará en septiembre, donde se espera que los líderes mundiales adopten compromisos concretos y audaces para reformar los sistemas educativos a nivel global.
Durante el evento, el responsable de la ONU pidió a todos los países que hicieran un esfuerzo concertado para establecer entornos de aprendizaje que ofrezcan oportunidades desde la infancia hasta la edad adulta. Guterres destacó que, si no se toman medidas para transformar la educación globalmente, unos 84 millones de niños permanecerán sin escolarizar en 2030. Esto significa que es poco probable alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS4), que pretende "garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos".
Guterres explicó también que las tasas de finalización de la enseñanza secundaria aumentan con demasiada lentitud, que los alumnos no están adquiriendo las competencias necesarias para triunfar en un mundo cambiante y que el aprendizaje en la primera infancia y el aprendizaje de adultos se consideran a menudo optativos.
Sin dudas, para avanzar en mejoras educativas es necesario contar con el presupuesto adecuado. El Secretario General señaló que la financiación para proporcionar una educación de calidad también es insuficiente para afrontar el reto. En 2023, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) estimó que las naciones en desarrollo necesitarían invertir 100.000 millones de dólares anuales para alcanzar el ODS4. Esta cantidad aumenta aproximadamente un 50% si se tienen en cuenta los costes de la transformación digital de la educación.
Además, Guterres señaló que cuatro de cada diez personas en el mundo viven en países donde los gobiernos gastan más en el servicio de la deuda que en educación o salud, y que más de 140 países se comprometieron a revertir esta crisis en la Cumbre Transformar la Educación de 2022.
El presidente de la Asamblea General, Dennis Francis, se hizo eco de las declaraciones del Secretario General sobre la necesidad de transformación. Recordó sus recientes visitas a Sudán del Sur, donde se enteró de la "terrible pobreza de la educación, evidente en el hecho de que al menos el 70% de los niños que cumplen los requisitos no están escolarizados". También mencionó la negación del derecho a la educación de las niñas en Afganistán y la imposibilidad de acceder a la educación en Ucrania y Gaza debido a los conflictos en curso como claros indicadores de una crisis irresoluble.
"Más allá del acceso, debemos garantizar una educación de calidad para todos, fomentando oportunidades de aprendizaje inclusivas, equitativas y permanentes que capaciten a cada individuo para prosperar en un mundo en rápida evolución", afirmó Francis. "Debemos combinar nuestra voluntad política con acciones específicas claras para abordar con decisión estas necesidades urgentes".
Finalmente, Guterres presentó en el evento especial sobre educación un plan de cuatro puntos para poner fin a la crisis mundial de la educación que incluye: