El agua es vida y sin ella nada es posible. Sin embargo, no estamos cuidando este recurso como deberíamos. La escasez de agua es ciertamente un desafío crítico para la humanidad, ya que el acceso a este recurso es esencial para la vida y el desarrollo sostenible. Con motivo de la Semana Mundial del Agua, Oxfam ha publicado hoy, 24de agosto, el informe “Dilemas sobre el agua”, el primero de una serie de informes sobre esta crisis, cada vez más grave y principalmente debida al calentamiento global generado por las emisiones de gases de efecto invernadero. El documento aborda los impactos del cambio climático en la seguridad hídrica en distintas regiones, lo cual provocará un aumento del hambre, las enfermedades y los desplazamientos.
La investigación denuncia que el problema de la falta de agua se está complejizando cada vez más. No solo muchas latitudes no cuentan con agua potable accesible, sino que, además en los lugares a donde el acceso es limitado este recurso es cada vez más escaso. El personal de Oxfam Intermón experto en abastecimiento de agua se está viendo obligado a perforar pozos más profundos, costosos y que requieren mayor mantenimiento para algunas de las comunidades más pobres del mundo, para tan solo para encontrar con cada vez más frecuencia reservas de agua agotadas o muy exiguas o contaminadas.
Nafkote Dabi, responsable de políticas sobre cambio climático de Oxfam, señala: “Si bien los causantes del calentamiento global son el petróleo, el carbón y el gas, su impacto se traduce, principalmente, en una crisis del agua a nivel global. Esto supone una de las mayores amenazas para la humanidad y provocará un aumento del hambre, las enfermedades y los desplazamientos, especialmente en aquellos países y comunidades menos preparados ante el cambio climático.”
Según el informe, para 2040, África Oriental podría sufrir un aumento del 8 % de las precipitaciones, con constantes inundaciones y sequías que provocarían un aumento del 30 % de la escorrentía superficial, algo que podría ser catastrófico. Este fenómeno arrastra los nutrientes de suelos ya muy castigados y destruye las infraestructuras.
En esta misma línea, la investigación estima que entre 50 y 60 millones de personas más podrían contraer malaria de aquí a 2030, y asegura que la región de África Occidental se enfrentará a problemas similares derivados de esta misma crisis. Ambas regiones se enfrentan a olas de calor de un 8 a un 15 % más intensas y descensos del 11 al 15 % en la productividad laboral, además de migraciones masivas, un aumento de la pobreza y el hambre, modificaciones en las cosechas y pérdida de ganado, y otros conflictos provocados por el agua.
La responsable de Agua y Saneamiento de Oxfam en África, Betty Ojeny, en primera línea de la respuesta a la sequía en África Oriental, afirma que: “Uno de cada cinco pozos que construimos en la región en la que trabajo resulta estar seco o el agua que contiene no es potable. Tenemos que construir pozos más profundos en suelos endurecidos por el calor, lo cual encarece las obras de perforación. Además, nos encontramos en un momento en el que la financiación de donantes para el abastecimiento de agua ha disminuido”.
El documento elaborado por Oxfam presenta números devastadores. Se afirma que la región de Oriente Medio sufrirá un marcado descenso de lluvias de cara a 2040, que afectará a los niveles del agua y la escorrentía de los ríos, agravando la inseguridad alimentaria. Las olas de calor se incrementarán un 16 %, lo cual generará una caída de la productividad laboral del 7 %, junto con un aumento de los precios del agua debido a la alta demanda.
Además, los expertos de la ONG analizan en el informe que algunos países de Asia se verán cada vez más afectados por la subida del nivel del mar, que podría sobrepasar el medio metro de cara a 2100. Además de la escorrentía del terreno y el deshielo de glaciares, esto podría afectar a los acuíferos subterráneos, especialmente en zonas costeras habitadas por cientos de millones de personas. El informe también prevé más olas de calor en Asia (8 %), y un descenso de la productividad laboral del 7 %, lo cual supondrá un aumento de la pobreza y los movimientos migratorios. Asimismo, afirma que algunas enfermedades como la malaria o el dengue podrían aumentar hasta un 183 %, una cifra escalofriante.
Analizando el problema de manera holística es posible afirmar que la falta de agua trae consigo una serie de otras problemáticas igualmente graves como el hambre y los conflictos armados. Oxfam calcula que, en diez de los lugares más afectados por la crisis climática a nivel mundial, el hambre crónica habrá aumentado un tercio en 2050 como consecuencia del cambio climático, lo cual significa que 11,3 millones de personas más pasarán hambre en comparación con un escenario sin cambio climático, unas cifras que se alejan del objetivo “hambre cero” de Naciones Unidas.
Finalmente, el informe afirma que esta crisis se ha visto agravada por décadas de inversión insuficiente en sistemas de abastecimiento de agua y una mala gestión de este recurso, además de la erosión, la contaminación y el uso excesivo de acuíferos subterráneos. Actualmente, millones de personas desfavorecidas se ven obligadas a enfrentarse a las negativas consecuencias del cambio climático sin contar con los recursos necesarios. El año pasado, solamente se consiguió el 32 % de los 3800 millones de dólares necesarios para financiar la totalidad de los llamamientos humanitarios de Naciones Unidas, y los países más expuestos a la inseguridad del abastecimiento del agua no están invirtiendo en infraestructuras para ello.
“Todavía estamos a tiempo de encauzar la situación si nos lo proponemos, pero debemos actuar ya. Los Gobiernos deben replantear radicalmente sus prioridades y centrar la atención y la financiación en los sistemas de abastecimiento de agua. Deben apresurarse a alcanzar el objetivo de Naciones Unidas de destinar 114 000 millones de dólares al año a la financiación del sector del abastecimiento de agua, el saneamiento y la higiene, con el fin de salvar vidas en la actualidad y contribuir al resto de objetivos de Naciones Unidas de cara a 2030”, concluye Dabi.