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El cambio climático tiene un impacto significativo en las mujeres, tanto a nivel global como en comunidades locales. En medio de un escenario marcado por la crisis climática, António Guterres solicitó ayuda para que las mujeres y las niñas desempeñen su papel en la protección del planeta tierra.
Mujeres, las más afectadas por la sequía y la desertificación

El pasado 17 de junio, se celebró el del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía y desde Naciones Unidas han manifestado su preocupación con el impacto negativo que estos fenómenos tienen sobre la población femenina. Antes que anda, es preciso recordar que la desertificación se refiere al proceso de degradación de la tierra en áreas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, a menudo como resultado de la actividad humana y las condiciones climáticas adversas. Por otro lado, la sequía es una condición climática prolongada y anormalmente seca que puede llevar a la escasez de agua y afectar negativamente los ecosistemas, la agricultura y las comunidades humanas.

El Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía proporciona una plataforma para promover la conciencia sobre los impactos de la desertificación y la sequía en la vida de las personas y el medio ambiente, y para resaltar la importancia de tomar medidas para combatir estos problemas. El cambio climático no nos afecta a todos por igual. Diversas investigaciones muestran como este tiene un impacto significativamente mayor en las mujeres, tanto a nivel global como en comunidades locales. Algunos aspectos importantes a considerar son:

  1. Vulnerabilidad: Las mujeres suelen ser más vulnerables a los efectos del cambio climático debido a factores socioeconómicos, culturales y de género. En muchas sociedades, las mujeres tienen acceso limitado a recursos y oportunidades, lo que dificulta su capacidad para hacer frente a los impactos climáticos. Por ejemplo, en áreas rurales, las mujeres suelen depender de la agricultura para su sustento, pero el cambio climático puede llevar a sequías, inundaciones u otros desastres naturales que afectan negativamente sus medios de vida.
  2. Seguridad alimentaria: Las mujeres desempeñan un papel fundamental en la producción de alimentos y la seguridad alimentaria de sus familias y comunidades. Sin embargo, el cambio climático puede afectar la disponibilidad y la calidad de los recursos naturales, como el agua y la tierra agrícola, lo que dificulta la capacidad de las mujeres para cultivar alimentos y obtener ingresos. Además, los desastres naturales relacionados con el clima pueden llevar a la pérdida de cultivos y ganado, lo que afecta de manera desproporcionada a las mujeres que dependen de ellos.
  3. Agua y saneamiento: Las mujeres suelen ser responsables de recolectar agua para uso doméstico en muchas comunidades. A medida que el cambio climático altera los patrones de precipitación y aumenta la escasez de agua, las mujeres deben caminar distancias más largas para obtener agua, lo que afecta su salud, tiempo y oportunidades educativas y económicas.
  4. Salud y bienestar: El cambio climático también afecta la salud y el bienestar de las mujeres de diferentes maneras. Por ejemplo, el aumento de las temperaturas puede aumentar la incidencia de enfermedades transmitidas por vectores, como el dengue y la malaria. Además, las mujeres suelen ser las principales cuidadoras de la salud en sus familias y comunidades, por lo que los desastres naturales relacionados con el clima pueden aumentar su carga de trabajo y estrés emocional.
  5. Participación y toma de decisiones: Las mujeres a menudo enfrentan barreras para participar en la toma de decisiones sobre temas relacionados con el cambio climático a nivel local, nacional e internacional. Existe una brecha de género en la representación y participación de las mujeres en los procesos de formulación de políticas y toma de decisiones relacionadas con el cambio climático. Sin la inclusión plena de las mujeres, es difícil abordar las necesidades y preocupaciones específicas que enfrentan.

El Secretario General de la ONU, António Guterres advierte que las mujeres representan casi la mitad de la mano de obra agrícola mundial, pero las prácticas discriminatorias relacionadas con la tenencia de la tierra, el acceso al crédito, la igualdad salarial y la toma de decisiones impiden a menudo su participación en el cuidado de la tierra. Un hecho que corrobora los números de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), que indica que menos de uno de cada cinco propietarios de tierras en el mundo son mujeres.

El mandatario expresó que las amenazas a la biodiversidad y la crisis climática perjudican sobre todo a las mujeres: "Las prácticas agrícolas insostenibles están erosionando los suelos 100 veces más rápido de lo que la naturaleza puede restaurarlos. Hasta el 40 % de las tierras de nuestro planeta están ya degradadas, lo que: pone en peligro la producción de alimentos; amenaza la biodiversidad; y agrava la crisis climática”, afirmó el máximo responsable de la ONU

Frente a esto, Guterres solicitó ayuda para que las mujeres y las niñas desempeñen su papel en la protección de "nuestro recurso más preciado", para acabar con “la degradación de la tierra para 2030". por su parte, la ex presidenta de Finlandia, Tarja Halonen, afirmó que es necesario actuar de inmediato: “Solucionar las desigualdades de género no es sólo lo correcto", afirmó. "Si garantizamos que las mujeres son plenamente capaces de utilizar sus capacidades, conocimientos, talentos y potencial de liderazgo, nuestras sociedades serán mejores".

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