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El pasado sábado 10 de diciembre se celebró el Día de los Derechos Humanos, día en que, en 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos, un documento histórico que proclama los derechos inalienables que corresponden a toda persona como ser humano, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

Los Derechos Humanos son la base del desarrollo sostenible y de cualquier sociedad. La teoría crítica y uno de sus principales referentes, Joaquín Herrera Flores, dirá que “los Derechos Humanos son procesos de lucha por la dignidad humana”.  La Declaración Universal establece una amplia gama de derechos y libertades fundamentales a los que todos tenemos derecho. Garantiza los derechos de todas las personas en cualquier lugar, sin distinción de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, religión, lengua o cualquier otra condición.

Aunque este documento fundamental, con su amplia gama de derechos políticos, civiles, sociales, culturales y económicos, no vinculante, sí ha estimulado la creación de más de 60 instrumentos de derechos humanos, que en conjunto constituyen una normativa internacional de derechos humanos. En la actualidad, el consenso general de todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos fundamentales promulgados en la Declaración la fortalece aún más y pone de relieve la importancia de esos derechos en nuestra vida cotidiana.

En las décadas transcurridas desde la adopción de la Declaración en 1948, los derechos humanos han sido más reconocidos y garantizados en casi todo el mundo, aunque con sus bemoles. Estos han servido de base para un sistema de protección de los derechos en expansión que hoy se centra también en grupos vulnerables como las personas con discapacidad, los pueblos indígenas y las personas migrantes.

Si bien en las últimas décadas ha habido avances innegables en materia de DD.HH, lo cierto es que la promesa de la Declaración de dignidad e igualdad de derechos para todas las personas, ha venido sufriendo un ataque constante durante los últimos años. Cuando el mundo se enfrenta a desafíos nuevos y continuados, tales como las pandemias, los conflictos, las desigualdades crecientes, la quiebra moral del sistema financiero mundial, el racismo y el cambio climático, entre otras cosas, los valores y los derechos consagrados en la Declaración sirven de guía para nuestras acciones colectivas de no dejar a nadie atrás.

En el contexto actual, es central pensar a los Derechos Humanos en el ámbito de la globalización que es en el que están y estamos inmersos en la actualidad. Liberalizar, desregular y privatizar está afectando al ámbito de los derechos humanos. El mito de la autorregulación del mercado hace que haya más concentración de bienes en pocas manos, consolidando grandes oligopolios y monopolios y vulnerando los DDHH.

Resulta importante no perder de vista que tener derechos implica también asumir compromisos y responsabilidades colectivas. Contra toda pretensión de universalidad, el actual es un sistema de derechos. que genera pobres y desigualdad y a dónde los sujetos merecedores de estos derechos no son todos iguales. En este gran conflicto desigual hay una responsabilidad colectiva que debemos problematizarnos.  Hoy, más que nunca, los Derechos Humanos deben ser nuestra brújula en este mar de incertidumbres.

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