Beber agua potable es un lujo en algunas latitudes. Lo que debería ser un derecho humano básico es algo inalcanzable para muchas personas. Un estudio sobre el estado del agua potable en el mundo elaborado por la Organización Mundial de la Salud, UNICEF y el Banco Mundial señala que, durante las dos últimas décadas, más de 2000 millones de personas obtuvieron acceso al agua potable. Un progreso tan positivo como insuficiente ya que dejó atrás a una cuarta parte de la población mundial.
Cabe destacar que esta situación se da en un momento en que el cambio climático sigue aumentando la frecuencia e intensidad de las sequías e inundaciones agravando la inseguridad hídrica, interrumpiendo su suministro y devastando las comunidades. El informe ofrece un detallado examen de los vínculos entre el agua, la salud y el desarrollo, con recomendaciones prácticas para los gobiernos y colaboradores, e incluye ejemplos prácticos de cómo los países contribuyen a la consecución de la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de alcanzar el acceso universal al agua potable para todos y todas en 2030.
"Ofrecer un mayor acceso al agua potable ha salvado muchas vidas, la mayoría de ellas de niños. Pero el cambio climático está mermando esos logros", afirmó la directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la Organización Mundial de la Salud. En esta misma línea, el director de Planificación Global del Agua del Grupo Banco Mundial destacó que: "Invertir en agua y saneamiento es fundamental para la salud, el crecimiento económico y el medio ambiente. Los niños más sanos se convierten en adultos más sanos que, a su vez, contribuyen más a la economía y a la sociedad".
Por su parte, Aidan Cronin. director interino de Agua, Saneamiento e Higiene y de Clima, Medio Ambiente, Energía y Reducción del Riesgo de Desastres de UNICEF sostuvo que: "Ningún niño debería tener que elegir entre beber agua sucia, una de las principales causas de mortalidad infantil, o emprender peligrosos viajes para recolectar agua y no asistir a la escuela".
El documento explica que, si el mundo quiere lograr el acceso universal al agua potable y reducir los efectos del cambio climático, los gobiernos deben invertir estratégicamente en la construcción de infraestructuras. Los expertos advierten que no se trata de aumentar la financiación, sino también de reforzar la planificación, coordinación y regulación en la prestación de los servicios.
Si se quiere conseguir ese objetivo, los gobiernos deben aumentar drásticamente su compromiso político con el agua potable y cuadruplicar las inversiones. En este sentido, el informe ofrece recomendaciones integrales con el fin de introducir mejoras sostenibles que incluyan la infraestructura, la gobernanza, la financiación, el desarrollo de capacidades, los datos y la información, y la innovación, incluso con presupuestos limitados.