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En una resolución destinada a contribuir con la redacción en curso de las nuevas normas de la Unión Europea sobre productos creados o transportados por el trabajo forzoso, el Parlamento recomienda que dichos productos se prohíban en función del lugar de producción, el importador, la empresa, el transportista o la región concreta.

El trabajo forzoso debe terminar en la Unión Europea y en el mundo entero. Con este motivo, en una resolución destinada a alimentar la redacción en curso de las nuevas normas de la UE sobre productos creados o transportados por el trabajo forzoso, el Parlamento recomienda que dichos productos se prohíban. En la práctica, las autoridades públicas deberían detener e incautar los elementos en las fronteras de la UE en caso de que haya "pruebas suficientes" de que los mismos fueron fabricados o transportados mediante trabajo forzoso.Tras un debate en el que la Comisión respondió a las preguntas sobre el diseño, el alcance, la elección de los modelos internacionales y la aplicación práctica de la nueva herramienta, la resolución fue aprobada por 503 votos, con seis votos en contra y cuatro abstenciones.

Para demostrar lo contario, el importador debería tener la prueba de demostrar la ausencia de trabajo forzoso para la liberación de la carga. El PE sostiene que, para ayudar a los importadores, debería establecerse una lista pública de empresas, regiones y productores sancionados que aboga por ayudar a las PYMES a hacer frente a las nuevas normas.

Las y los eurodiputados subrayan que para determinar qué se considera producto del trabajo forzoso, los artículos deben medirse con los indicadores de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que incluyen el abuso de la vulnerabilidad, la restricción de movimientos, la retención de documentos de identidad y la servidumbre por deudas.

Finalmente, el Parlamento pide que se coopere con socios afines para garantizar que los productos prohibidos en el mercado de la UE no se desvíen simplemente a otros mercados. En este sentido, la resolución subraya que la prohibición de los productos sometidos a trabajo forzoso no erradicará por sí misma el trabajo forzoso, si bien contribuye no es suficiente. Para Abordar este problema mundial se requiere una solución colectiva que incluya el diálogo con terceros países, la asistencia técnica y el desarrollo de capacidades, así como la sensibilización.

Bernd Lange, presidente de la Comisión de Comercio Internacional, sostuvo que:  "La UE tiene que hacer más para combatir la viciosa práctica del trabajo forzoso de forma sistemática, y debe hacerlo en alianza con otros países. No puede haber lugar para productos o transportes basados en la explotación. Con la votación de hoy, el Parlamento ha establecido los principios sobre los que debe construirse una prohibición de estas prácticas inhumanas: ahora es el momento de que la Comisión cumpla".

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